Resulta difícil imaginar una furgoneta compitiendo con superdeportivos en uno de los circuitos más exigentes del planeta.

La Transit SuperVan 4.2, un prototipo 100 % eléctrico concebido para demostrar de lo que es capaz la ingeniería actual, ha completado una vuelta al legendario Nürburgring en tan solo 6 minutos y 48,393 segundos.
Ese crono la posiciona por delante de modelos tan prestigiosos como el Porsche 911 GT3 RS y el Corvette ZR1X, dos vehículos diseñados desde cero para dominar la pista.
Aunque no se trata de un récord oficial, ya que la vuelta no fue registrada en el marco de un intento formal, sí representa una exhibición técnica de altísimo nivel.
No solo ha sido una demostración de fuerza bruta, gracias a sus 2.000 caballos de potencia, sino una muestra clara de lo que puede lograrse cuando una marca decide llevar el concepto de movilidad eléctrica más allá de los cánones establecidos.
La Transit SuperVan 4.2 no es un vehículo convencional. Aunque mantiene ciertas líneas que remiten a una furgoneta comercial, poco o nada tiene que ver con un modelo de reparto urbano.
Estamos ante una máquina construida para rendir al límite, tanto en potencia como en comportamiento dinámico.
Su desarrollo, llevado a cabo por Ford Performance en colaboración con equipos especializados en competición, responde más a un ejercicio de exploración tecnológica que a una propuesta cercana a la producción en serie.
El corazón de esta furgoneta extrema está compuesto por un sistema de propulsión completamente eléctrico que entrega 2.000 CV de potencia.
Esta cifra coloca al vehículo en una liga reservada para los hiperdeportivos más radicales del mundo.
La potencia, distribuida entre los ejes gracias a una configuración de tracción total, se acompaña de una aerodinámica activa que ha sido afinada meticulosamente para generar apoyo en curvas a alta velocidad.
La carrocería, fabricada con materiales ligeros, está optimizada para ofrecer el mínimo de resistencia al aire sin perder la identidad visual del modelo Transit.
Uno de los pilares fundamentales de esta hazaña ha sido el piloto Romain Dumas. Conocido por su pericia al volante de coches eléctricos de altas prestaciones.
Dumas ya había escrito su nombre en la historia del circuito alemán en 2019 con el Volkswagen ID.R, marcando un tiempo de 6:05.336, una vuelta que se mantiene entre las más rápidas de todos los tiempos.
En esta ocasión, el francés ha vuelto a demostrar su talento al exprimir hasta el último kilovatio de la SuperVan en una vuelta que ha combinado agresividad y control con precisión quirúrgica.
La experiencia de Dumas en competiciones como Pikes Peak y el circuito australiano de Bathurst también ha sido determinante.
En ambos escenarios logró victorias que pusieron de manifiesto su capacidad para llevar al límite prototipos eléctricos, una habilidad que ha vuelto a lucir en el trazado de Nürburgring.
Aunque la vuelta no se enmarca en una categoría homologada, el tiempo logrado por la SuperVan 4.2 la coloca como la novena mejor vuelta cronometrada en la historia del trazado alemán.
Esto no solo habla de la capacidad del vehículo, sino también de la evolución técnica que está experimentando la movilidad eléctrica de alto rendimiento.
Si hace unos años parecía impensable que una furgoneta eléctrica pudiera batir a un superdeportivo en el Nordschleife, hoy ese escenario es una realidad.
Ford ha sido clara respecto a la naturaleza del proyecto. No se trata de una estrategia de marketing para anticipar un modelo de producción, sino de un laboratorio rodante que forma parte del programa Ford Pro Electric.
Esta iniciativa busca no solo electrificar la gama de vehículos comerciales de la marca, sino también abrir la puerta a soluciones de movilidad más avanzadas, capaces de nutrir a futuros modelos con tecnologías desarrolladas en condiciones extremas.
Uno de los aspectos más destacados de la SuperVan es su enfoque puramente técnico. Está equipada con neumáticos slick de competición, lo que limita su uso a pista cerrada, y todo en su diseño responde a las exigencias del rendimiento máximo: desde la suspensión hasta la gestión térmica de sus sistemas eléctricos.
Este tipo de configuración permite a Ford experimentar con parámetros que luego pueden trasladarse, en forma de software o de componentes concretos, a su futura oferta de vehículos eléctricos.
La Transit SuperVan 4.2 no es la primera de su estirpe. Ford lleva décadas utilizando el nombre “SuperVan” para designar prototipos radicales basados en la Transit. Sin embargo, esta es la versión más ambiciosa jamás creada.
En un momento en que la electrificación avanza a pasos agigantados, esta furgoneta representa el vértice más extremo del desarrollo de vehículos eléctricos, una prueba de que la movilidad sin emisiones no está reñida con las prestaciones extremas.
En un panorama automovilístico en el que los eléctricos aún luchan por romper con ciertos estigmas, como la falta de emoción o la inferioridad frente a los modelos térmicos en pista, gestas como la de la SuperVan ayudan a cambiar la percepción general.
Lo que Ford ha conseguido con la Transit SuperVan 4.2 no es simplemente una vuelta rápida: ha roto un paradigma.
Este tipo de demostraciones técnicas, aunque alejadas del producto final que el consumidor medio encontrará en los concesionarios, son esenciales para empujar los límites de lo posible.
Cada avance en aerodinámica, baterías, refrigeración o software de gestión energética puede trasladarse más adelante a modelos de producción.
De este modo, lo que hoy vemos como un espectáculo de ingeniería podría convertirse en la base tecnológica de la próxima generación de furgonetas eléctricas de calle.
No se trata de sustituir un Porsche 911 GT3 RS por una Transit en la mente de los entusiastas. Se trata de demostrar que la electricidad también puede competir en el mismo terreno, con armas propias y resultados sorprendentes.
Ford ha decidido que no se conformará con electrificar sus modelos; quiere liderar el desarrollo de una movilidad eléctrica con alma de competición.
Porque cuando una furgoneta es capaz de batir a un icono del automovilismo en el circuito más exigente del mundo, algo está cambiando.
La SuperVan 4.2 es la metáfora perfecta de hacia dónde puede ir la innovación cuando no se imponen límites.
Ford ha dejado claro que el futuro no solo será eléctrico. Será eléctrico y emocionante.
Etiquetas: furgonetas eléctricas.





