Las ventas del revolucionario pick-up eléctrico han caído a mínimos históricos y parece que no hay milagro que consiga revertir esta situación.

Hace apenas un año, el Tesla Cybertruck era el objeto de deseo de miles de compradores ansiosos. Hoy, ese mismo vehículo se ha convertido en un quebradero de cabeza para quienes se atrevieron a confiar en él.
La que debía ser la revolución definitiva del mercado de pick-ups eléctricas ha acabado como el mayor símbolo de decepción tecnológica en la historia reciente del automóvil. Y lo peor de todo es que Tesla lo sabe.
Basta con mirar lo que está ocurriendo en los concesionarios. Cada semana, más y más propietarios acuden a Tesla para intentar vender sus Cybertruck, pero lo que se encuentran es una realidad demoledora: ofertas de recompra que rozan lo insultante.
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Un caso reciente lo dejó claro. Un usuario del foro Cybertruck Owners Club compartía con indignación la valoración que Tesla le ofreció por su pick-up: 65.400 dólares.
Nada menos que 34.600 dólares por debajo del precio de compra original, a pesar de que el vehículo tenía apenas 10.000 kilómetros. Otro conductor, con un modelo prácticamente idéntico pero con más kilómetros, recibió una oferta aún peor: 60.500 dólares.
No es un caso aislado. Tesla ha comenzado a aceptar el Cybertruck como forma de pago, lo que en términos prácticos equivale a reconocer que hay que sacar estos vehículos del mercado lo antes posible. Una decisión desesperada para una compañía que no acostumbra a mirar atrás. Sin embargo, cuando el mercado habla tan alto, incluso Elon Musk tiene que escuchar.
En 2019, Elon Musk lo presentó como el vehículo que redefiniría la industria automotriz. Su diseño anguloso y su carrocería de acero inoxidable prometían una durabilidad sin precedentes. Según Musk, esta pick-up resistiría todo: golpes, arañazos, incluso balas.
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Pero la realidad fue muy diferente. Desde los primeros días de entrega, las redes sociales y los foros se llenaron de vídeos y fotos que evidenciaban múltiples defectos: puertas que no cerraban bien, fallos eléctricos, problemas de software y hasta aceleradores defectuosos que provocaron una llamada a revisión masiva.
El público, inicialmente entusiasmado, comenzó a perder la paciencia. Y cuando los números empezaron a llegar, la imagen del Cybertruck se resquebrajó del todo.
Durante años, Tesla alimentó la idea de que el Cybertruck era un producto tan codiciado que habría que esperar años para recibirlo. Se hablaba de más de un millón de reservas, completadas con apenas unos cientos de dólares como depósito. La expectativa era tal que se asumía que los dos primeros años de producción estaban vendidos.
Hoy sabemos que, desde su lanzamiento, Tesla solo ha logrado vender alrededor de 46.000 unidades en 14 meses. Y el ritmo no mejora. En el primer trimestre de 2025, se registraron apenas 7.126 Cybertruck en Estados Unidos, quedando por detrás de la Ford F-150 Lightning, que logró 7.913 unidades.
A esto hay que sumarle otro dato que inquieta: para intentar mantener un mínimo interés comercial, Tesla ha comenzado a ofrecer descuentos de hasta 10.000 dólares. Un movimiento que nunca habría imaginado realizar con uno de sus productos estrella, y que indica que la empresa se encuentra contra las cuerdas con su pick-up más polémica.
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Pero no es solo una cuestión económica. Esta depreciación refleja algo más profundo: una pérdida total de confianza en el producto. Cuando una marca como Tesla no puede sostener el valor residual de uno de sus vehículos, algo está fallando. Y no es solo culpa de los problemas técnicos.
La imagen pública del CEO también juega un papel clave en esta historia. Las decisiones empresariales y políticas de Elon Musk han causado una enorme división entre sus seguidores.
Muchos compradores originales del Cybertruck, especialmente aquellos de perfil progresista o ambientalista, se sienten hoy traicionados por la deriva ideológica del magnate.
Ese desgaste reputacional ha afectado directamente a la percepción de la marca. Tesla ya no es vista únicamente como la empresa que salvó el coche eléctrico, sino también como el juguete personal de un multimillonario cada vez más polémico.
Y el Cybertruck, concebido como el símbolo máximo de esa visión futurista, ha acabado convertido en el icono de un fracaso estrepitoso.
Pocas veces un coche ha pasado tan rápidamente de ser un objeto de deseo a convertirse en un problema logístico para su fabricante. Tesla ha tratado de corregir el rumbo, pero ya parece tarde. La confianza del consumidor está rota, los propietarios se sienten estafados y el mercado ha encontrado alternativas mejores, más fiables y, sobre todo, más coherentes.
Ford, Rivian e incluso marcas chinas están tomando posiciones en el sector de las pick-ups eléctricas. Mientras tanto, Tesla parece haber encallado en su propio experimento futurista, atrapada en una estética que nunca convenció del todo y una mecánica que ha resultado fallida.
El Cybertruck fue presentado como la cúspide de la innovación. Hoy es, para muchos, una advertencia. Un recordatorio de que no basta con prometer el futuro: hay que saber construirlo.
¿Crees que Tesla podrá revertir la situación o estamos ante el principio del fin de su hegemonía eléctrica?. Lo que está claro es que el mercado ha hablado: el Cybertruck es un fracaso.