Amazon se lanza a fabricar sus propios robotaxis para competir con Tesla y Waymo

Amazon está decidida a dar un golpe sobre la mesa en la carrera de los robotaxis, los cuales ya ha comenzado a fabricar en California.

La compañía, a través de su filial Zoox, ha comenzado la fabricación de estos vehículos autónomos en una ambiciosa planta ubicada en Hayward, California, a escasos kilómetros de una de las fábricas más emblemáticas de Tesla.

Con la intención de producir hasta 10.000 robotaxis al año a partir de 2027, Amazon no solo busca competir con Waymo, el actual líder en el sector, sino que pretende revolucionar por completo la movilidad urbana en Estados Unidos.

El movimiento de Amazon no es improvisado. La empresa lleva años planeando esta incursión. Fue en 2020 cuando adquirió por 1.200 millones de dólares la startup Zoox, una apuesta que hoy empieza a materializarse en vehículos cuadrados, simétricos, sin volante ni pedales, que recuerdan más a un pequeño vagón que a un coche tradicional.

El gran día para Tesla ha llegado: su servicio de robotaxi ya funciona en Estados Unidos.

Zoox se desmarca claramente de sus rivales, especialmente de Waymo, que adapta tecnologías autónomas a vehículos convencionales de fabricantes conocidos.

Amazon, en cambio, busca ofrecer desde el primer minuto un vehículo diseñado específicamente para funcionar sin conductor humano, y sin rastro de elementos pensados para ser manipulados por una persona.

La fábrica de Zoox, instalada en lo que antes era una planta de autobuses, es ahora un centro tecnológico de última generación que ocupa 20.440 metros cuadrados, aproximadamente el equivalente a tres campos y medio de fútbol.

Desde allí, la compañía está ensamblando sus robotaxis con un proceso que combina mano de obra humana y robótica. Los robots aplican adhesivos de alta precisión y trasladan los vehículos por la línea de montaje, mientras que los trabajadores supervisan, ensamblan y ajustan los componentes.

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Actualmente, la planta produce un robotaxi al día, pero la expectativa es multiplicar ese ritmo hasta alcanzar los tres vehículos por hora en 2026.

El robotaxi de Zoox es un vehículo singular. Mide apenas 3,63 metros de largo y su batería de 133 kWh promete una gran autonomía para el uso urbano intensivo al que estará sometido.

A diferencia de otros modelos autónomos, el Zoox está diseñado de manera simétrica, lo que le permite circular en ambas direcciones sin necesidad de dar la vuelta.

Además, cuenta con tracción total y ejes direccionales en las cuatro ruedas, lo que le otorga una agilidad sobresaliente para moverse en calles estrechas o realizar giros imposibles para un vehículo convencional. Está limitado a una velocidad máxima de 120 km/h, pero su enfoque está claramente centrado en la ciudad, donde la velocidad rara vez es la prioridad.

Amazon ha apostado fuerte por este formato de movilidad, pero no está sola en la batalla. Waymo, que comenzó a operar robotaxis en Phoenix hace casi cinco años, mantiene una sólida ventaja.

Ha expandido su servicio a ciudades como San Francisco, Los Ángeles y Austin, y asegura haber completado ya más de 10 millones de trayectos de pago.

Sin embargo, no todo ha sido estabilidad para Waymo: recientemente, parte de su flota fue retirada de circulación para actualizar el software tras algunos incidentes menores.

Elon Musk también sigue jugando sus cartas en este tablero. Tesla, que lleva años prometiendo una revolución autónoma, parece haberse quedado atrás respecto a sus propias proyecciones. En 2019, Musk garantizaba que para estas fechas Tesla tendría operativa una flota de un millón de robotaxis.

Hoy, la realidad es más modesta. El magnate sigue asegurando que su flota autónoma llegará, aunque ahora habla de pruebas limitadas y lanzamientos progresivos, empezando por Austin, donde planea un despliegue experimental a corto plazo.

Sin embargo, ni la fecha exacta ni la magnitud de este proyecto están realmente claras. Musk mismo admite que está siendo extremadamente cauteloso con la seguridad, lo que podría demorar aún más sus ambiciones.

En este contexto, Zoox avanza con decisión. Su CEO, Aicha Evans, ha dejado claro que aunque entran tarde en la competición, confían en la diferenciación de su producto.

No quieren parecerse a los robotaxis de Waymo ni replicar las estrategias de Tesla. Quieren ofrecer una experiencia completamente distinta, casi como un transporte compartido premium, con vehículos diseñados desde cero para operar sin conductor y sin adaptaciones de coches tradicionales. En palabras de Evans, este es «un momento emocionante para embarcarse en este viaje».

El calendario de Zoox ya está trazado. Los primeros robotaxis comenzarán a operar este mismo año en Las Vegas en colaboración con Resorts World, ofreciendo trayectos a los clientes del complejo.

La expansión continuará en 2026 con San Francisco y, para 2027, la compañía espera haber desplegado al menos 500 vehículos en mercados pequeños y medianos, y hasta 2.000 en las grandes ciudades, como Miami, Los Ángeles y Atlanta. Cada robotaxi está diseñado para permanecer en funcionamiento durante cinco años, o recorrer aproximadamente 800.000 kilómetros.

Aunque la visión es ambiciosa, Zoox también ha enfrentado sus propios desafíos. Durante sus pruebas en San Francisco, uno de sus robotaxis protagonizó una colisión menor con un conductor de scooter eléctrico.

Afortunadamente, no hubo heridos, pero el incidente obligó a la empresa a emitir un retiro voluntario de sus unidades para actualizar su tecnología. Estos ajustes forman parte de un proceso de mejora continua que, según Zoox, reforzará la seguridad y fiabilidad de sus vehículos.

Uno de los aspectos que más llama la atención es la estrategia de Amazon respecto a la fabricación. A pesar de que la planta de Hayward es una instalación americana, aproximadamente la mitad de las piezas del robotaxi son importadas.

Esto abre la puerta a debates sobre la dependencia de proveedores extranjeros en un momento donde muchas compañías tecnológicas y automotrices intentan reducir su exposición internacional y apostar por cadenas de suministro más locales. Amazon, sin embargo, parece haber priorizado la eficiencia y la calidad de los componentes, más allá de su origen geográfico.

La entrada de Amazon en este mercado no es solo una apuesta tecnológica, también es una jugada estratégica que pone presión sobre sus rivales.

Si bien Waymo disfruta hoy de una cómoda ventaja, la capacidad de Amazon para producir a gran escala, y su potencial para integrar estos servicios dentro de su enorme ecosistema logístico y de consumo, podrían cambiar radicalmente las reglas del juego.

Por su parte, Tesla enfrenta el reto de cumplir con sus promesas y demostrar que sus vehículos autónomos son realmente capaces de operar sin intervención humana.

La batalla por las ciudades del futuro apenas está comenzando y las posiciones pueden cambiar en cualquier momento.