El pasado lunes, las acciones de Tesla protagonizaron un alza espectacular del 9 %, cerrando en 349 dólares, su nivel más alto en tres semanas.

Este impulso bursátil, liderado por el despliegue inaugural de los esperados robotaxis en Austin (Texas), elevó el patrimonio neto de su fundador y máximo accionista, Elon Musk, en una cifra que roza los 15 000 millones de dólares.
Este aumento ha servido para subrayar y reafirmar la confianza de los inversores en la estrategia autónoma de Tesla.
Tesla ha iniciado el pilotaje de su servicio de movilidad autónoma con una flota de entre 10 y 20 vehículos Model Y, que operaron con conductores de seguridad en el asiento del copiloto.
Este paso, aunque aún en fase preliminar, fue suficiente para disparar las expectativas de los agentes financieros. Según Wedbush, casa de análisis de referencia para Tesla, el rendimiento de los Tesla robotaxis “superó nuestras expectativas”.
Esta opinión se basa en pruebas realistas realizadas el domingo previo al rally bursátil, en las que los vehículos demostraron progreso tangible en autonomía real.
Pero, ¿qué hace que este hito sea tan significativo?. En primer lugar, supone el primer movimiento concreto en la promesa de una flota masiva de robotaxis sin conductor, una estrategia que Musk ha resaltado en múltiples ocasiones.
Y, en segundo lugar, es la respuesta más visible hasta la fecha a un programa largamente demorado: después de años con expectativas frustradas, este inicio genera una sensación de veracidad y dirección ejecutiva que parecía congelada.
El primer coche de Tesla que sale el solo de la fábrica y va directamente a la casa del comprador.
El alza de las acciones de Tesla coincidió con un repunte general del mercado bursátil: índice S&P 500 y Nasdaq crecieron casi un 1 % el mismo día, impulsados por la reducción de temores geopolíticos en torno a posibles represalias de Irán tras ataques estadounidenses. Sin duda, el efecto combinado de entorno benigno y noticias positivas sobre Tesla amplificó el movimiento alcista.
Sin embargo, la realidad es que esta flota pionera está todavía muy lejos de las ambiciosas metas de Musk: aspiraba a tener cientos de miles de vehículos autónomos operativos para 2026, mientras que Waymo, de Alphabet, ya cuenta con cerca de 100 autos robotaxis en servicio en Austin desde marzo.
Además, Tesla sigue sin lanzar su vehículo prometido específicamente para robotaxis, el “cybercab”, que fue presentado hace meses sin cronograma o precio claro, y con escasa repercusión en Wall Street.
El éxito inicial no ha disipado toda duda. La trayectoria de Tesla en materia de conducción autónoma incluye falsas esperanzas y varias promesas incumplidas. Algunos inversores reaccionan con cautela: “solo el tiempo dirá si esto funcionará”, comentó Tom Narayan, analista del mercado, evidenciando que las expectativas ya están en niveles muy altos tras el pico del lunes.
Adicionalmente, los repuntes bursátiles recientes de Tesla también tienen que ver con la recuperación tras una caída abrupta ocurrida el 5 de junio, cuando una disputa pública entre Musk y Donald Trump disparó los temores de inestabilidad.
Aquel episodio, marcado por un descenso de 47 dólares por acción, la peor caída hasta esa fecha según FactSet, convirtió el «rally» de fin de junio en una reafirmación de confianza tanto por el precio como por la gestión emocional de Musk.
El lunes fue también un día histórico en términos de capitalización bursátil para Tesla: la empresa añadió 85. 000 millones de dólares en valor de mercado.
Para ponerlo en perspectiva, esa cifra está muy cerca del valor combinado de Ford y General Motors, que actualmente asciende a alrededor de 89 000 millones de dólares.
De este modo, Tesla reafirma su condición de automotriz más valiosa del mundo, dominando ampliamente a sus competidores tradicionales y consolidando su imagen como una compañía tecnológica de movilidad del siglo XXI.
En lo mediático, Tesla logró el impacto deseado con este anuncio: cubrir titulares, generar entusiasmo entre inversores minoristas e institucionales, y golpear la narrativa de supuesta pérdida de rumbo en su ambición autónoma. Al mismo tiempo, la estrategia sigue siendo experimental.
A pesar del entusiasmo, solo el tiempo y la expansión sostenida del programa revelarán si este primer paso puede sostenerse e incluso acelerarse.
Por el momento, la cuestión que divide a la comunidad inversora y tecnológica es si este prototipo inicial será el embrión de una revolución de transporte totalmente autónomo o si quedará como una anécdota más en la trayectoria de Musk, marcada por oscilaciones entre promesas estratosféricas y realidades técnicas.
El lanzamiento de los robotaxis en Austin representa, sin duda, un hito para Tesla: una demostración práctica (aunque modesta) de su capacidad para desplegar vehículos autónomos en entornos reales.
El refuerzo en el precio de sus acciones y el incremento en el patrimonio de Musk evidencian que el mercado premia los avances concretos.
No obstante, los retos persisten: escalar la flota, superar a competidores como Waymo, asumir responsabilidades legales y técnicas, y gestionar las expectativas del público y los reguladores.




