El objetivo es orientar la industria hacia los coches eléctricos, ya que contribuyen a un mayor ahorro energético.

China se prepara para realizar un cambio clave en su política de impulso a los vehículos de nueva energía (NEV)
A partir del 1 de enero de 2026, se eliminará la exención total del impuesto de compra que ha beneficiado durante más de una década a estos modelos, sustituyéndola por una deducción parcial del 50 %, con un tope de 15.000 yuanes por vehículo (unos 2.100 dólares).
Esta transición fiscal, anunciada oficialmente por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información junto a otras autoridades nacionales, marca el inicio de un nuevo enfoque en el desarrollo del sector.
La medida, que estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2027, busca reducir la dependencia de los subsidios estatales y orientar el crecimiento del mercado hacia estándares más elevados de calidad, rendimiento e innovación tecnológica.
Desde 2014, la exención total ha sido un motor fundamental para la expansión del parque eléctrico en el país.
Su retirada, sin embargo, no implica el abandono del apoyo estatal, sino su transformación: ya no se incentivará indiscriminadamente cualquier NEV, sino solo aquellos modelos que cumplan con nuevas exigencias técnicas.
El cambio fiscal no solo reduce el beneficio económico directo para los compradores, sino que endurece los requisitos técnicos que los vehículos deben cumplir para acceder a cualquier tipo de deducción.
A diferencia de años anteriores, no todos los eléctricos ni todos los híbridos enchufables serán automáticamente elegibles para esta reducción del 50 %.
Los vehículos eléctricos de batería (BEV) deberán cumplir con medidas de consumo energético en función de su peso en vacío, con ajustes específicos para modelos de tracción total o alto rendimiento.
Pero el golpe más contundente lo reciben los híbridos enchufables (PHEV) y los eléctricos de autonomía extendida (EREV), que solo podrán optar a los incentivos si alcanzan una autonomía eléctrica mínima de 100 kilómetros bajo el ciclo WLTC.
Esta cifra representa más del doble del umbral anterior y, de hecho, deja fuera a una gran cantidad de modelos existentes, especialmente los más accesibles.
A esto se suman nuevos límites de consumo tanto en modo eléctrico como en modo de mantenimiento de carga, que también varían según el peso del vehículo.
El resultado es una criba que prioriza a los eléctricos puros y a los híbridos con baterías de gran capacidad, empujando a los fabricantes a rediseñar sus modelos o retirarlos del mercado si no cumplen con los nuevos criterios.
La normativa deja poco margen para adaptaciones graduales. Los fabricantes solo disponen de tres meses, desde el anuncio hasta la entrada en vigor, para ajustar su oferta, adaptar sus cadenas de producción o lanzar nuevos modelos.
En muchos casos, asumirán el coste fiscal temporalmente para evitar frenar las ventas, pero el mensaje del regulador es claro: solo los NEV más eficientes, tecnológicos y avanzados serán bienvenidos en esta nueva etapa.
Como consecuencia directa del anuncio fiscal, los concesionarios y fabricantes se prevé un cierre de año excepcional.
El consumidor chino, informado y sensible a los cambios regulatorios, está acelerando sus decisiones de compra para aprovechar los últimos meses de plena exención fiscal.
Fabricantes como Zeekr, Nio, Xiaomi e IM Motors han reaccionado rápidamente ofreciendo programas de compensación que cubren la diferencia fiscal a los clientes que formalicen la compra en 2025 pero reciban el vehículo en 2026.
Los gobiernos locales, por su parte, han lanzado iniciativas adicionales como bonos de consumo y subsidios específicos, especialmente en regiones clave como Guangdong, para reforzar este impulso de fin de año.
La Asociación China de Fabricantes de Automóviles estima que las ventas de NEV superarán los 16 millones de unidades este año, representando más del 50 % del total de vehículos vendidos en el país.
Sin embargo, los analistas advierten que esta explosión de demanda podría dar paso a una desaceleración a comienzos de 2026, una vez que se reduzca el atractivo fiscal y las marcas más pequeñas o con productos menos competitivos queden fuera del juego.
Lo que ocurre hoy en el mercado chino no es simplemente una transición fiscal, sino una transformación estructural.
El Estado deja de recompensar a los coches NEV en general y busca la mayor eficiencia energética , en su apuesta por bajar el consumo de energías fósiles.
Esta nueva etapa no solo define el futuro de los incentivos en el país, sino que podría convertirse en una referencia para otros mercados que enfrentan dilemas similares.
La transición en China en el sector de los automóvil ha llegado a su madurez y al apuesta de futuro es por el coche 100% eléctrico.
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