Las baterías de sodio desafían el dominio del litio en los coches eléctricos

Las nuevas baterías Naxtra de CATL fabricadas con sodio son más económicas e igual de eficientes que las de litio.

La industria de la automoción eléctrica podría estar a punto de vivir un nuevo punto de inflexión, esta vez liderado por el gigante chino CATL.

Con el anuncio de su segunda generación de baterías de sodio, la compañía no solo presenta una alternativa más económica y sostenible a las populares baterías LFP (litio-ferrofosfato), sino que también lanza un mensaje claro al sector: el litio ya no es imprescindible.

CATL, que domina buena parte del mercado mundial de baterías, ha comunicado a sus inversores que el desarrollo de su nueva batería de sodio avanza a buen ritmo.

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Y no es para menos: esta segunda generación, que será conocida bajo el nombre comercial de “Naxtra”, promete igualar en rendimiento a las LFP y, en algunos aspectos, incluso superarlas.

El salto tecnológico es notable. Si bien las primeras baterías de sodio sufrían por una baja densidad energética, ahora CATL asegura haber alcanzado los 175 Wh/kg, y con el objetivo de superar los 200 Wh/kg para cuando arranque su producción masiva, prevista para 2027.

En este aspecto, se estaría cerrando la brecha con las LFP, cuya densidad ronda entre los 160 y 200 Wh/kg, dependiendo del fabricante y la arquitectura utilizada.

El dato cobra especial importancia si consideramos que estas nuevas baterías podrán ofrecer hasta 500 kilómetros de autonomía, lo que las hace completamente viables para su uso en turismos eléctricos.

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Pero más allá de la autonomía, CATL destaca dos ventajas claves que podrían cambiar las reglas del juego. En primer lugar, el sodio es un recurso mucho más abundante que el litio, distribuido de manera más equitativa por todo el planeta, y por tanto menos susceptible a las tensiones geopolíticas que afectan a los precios del litio.

En segundo lugar, su menor impacto ambiental en términos de extracción y reciclaje convierte a estas baterías en una opción mucho más “verde” desde el punto de vista de la sostenibilidad.

No obstante, donde la batería de sodio Naxtra da el verdadero golpe sobre la mesa es en su comportamiento térmico. Frente al conocido talón de Aquiles de las baterías de litio, su mmenor rendimiento en climas fríos.

CATL afirma que sus nuevas celdas funcionan sin problemas hasta los -40 ºC, manteniendo el 90% de su capacidad incluso a -20 ºC. Esto podría convertirlas en la opción predilecta para mercados con inviernos severos, como los países nórdicos, Canadá o Rusia.

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La capacidad de carga también ha sido optimizada. Las nuevas baterías Naxtra permiten recargas más rápidas, lo que representa una ventaja competitiva clave en un contexto donde los usuarios siguen valorando los tiempos de carga como un punto débil frente a los motores de combustión.

Aunque CATL no ha detallado cifras específicas, se espera que estas baterías reduzcan significativamente el tiempo necesario para alcanzar el 80% de carga, alineándose con los estándares de carga rápida actuales.

CATL, que ya cuenta con experiencia internacional con plantas de producción en Europa, tiene planes para expandirse aún más con fábricas en Hungría y España. Pretende iniciar la producción en masa antes de que acabe 2025.

No obstante, la adopción a gran escala en el sector automovilístico no se prevé hasta 2027. Esto da margen tanto a CATL como a los fabricantes de automóviles para adaptar sus diseños y plataformas a esta nueva tecnología.

Algunos fabricantes chinos podrían ser los primeros en dar el salto, dadas sus estrechas relaciones con CATL y su interés por reducir los costes. Pero también hay movimientos en Europa que apuntan a un interés creciente por el sodio, especialmente en contextos donde el precio final del coche es decisivo.

El hecho de que el coste de producción de las baterías de sodio pueda situarse por debajo del de las LFP una vez que se escalen los procesos industriales añade un ingrediente más al cóctel.

Si las promesas de CATL se cumplen, podríamos estar ante una tecnología que combine lo mejor de ambos mundos: bajo coste y rendimiento más que aceptable. Una amenaza directa no solo para las baterías LFP, sino también para el dominio del litio en general.

Sin embargo, no todo es tan sencillo. Aunque las mejoras son notables, las baterías de sodio aún tienen que demostrar su durabilidad a largo plazo, su comportamiento en ciclos de carga/descarga intensivos y su fiabilidad en condiciones reales. Además, los fabricantes deberán estudiar cómo afecta esta nueva química a la arquitectura general de sus vehículos, especialmente en lo relativo al peso y al sistema de gestión de batería.

En cualquier caso, CATL vuelve a poner el listón muy alto. Y lo hace en un momento en el que la industria se enfrenta a múltiples retos: desde la escalada de precios de las materias primas hasta las crecientes exigencias medioambientales. Las baterías Naxtra podrían ser la pieza que faltaba para resolver parte de esta ecuación.

Lo que está claro es que la conversación ya no es solo entre baterías LFP y NCM. Ahora, el sodio entra en la ecuación con fuerza.