BYD da un paso más hacia la conducción autónoma e incorpora el nivel 4 con el cual los coches aparcan por si solos.

En uno de los movimientos más audaces de la industria automotriz de este año, BYD ha anunciado una actualización que promete cambiar radicalmente la relación entre los conductores y sus coches.
La compañía china ha decidido incorporar una función de aparcamiento autónomo de nivel 4 en su sistema de asistencia a la conducción «Ojo de Dios», conocido como God’s Eye, que ya está presente en más de un millón de vehículos en circulación.
Esta innovación, que llegará mediante actualización remota a los sistemas ADAS de las series B y C, permitirá que incluso sus modelos más asequibles, como el BYD Dolphin Surf, puedan aparcarse solos en determinadas situaciones sin ninguna intervención del conductor.
Lo más llamativo de este anuncio no es solo la tecnología en sí, sino el compromiso sin precedentes que BYD ha asumido: la empresa se hace plenamente responsable de cualquier daño material o personal que pueda producirse mientras el sistema realice una maniobra de aparcamiento.
Este paso marca un cambio de paradigma. Hasta ahora, los sistemas automatizados siempre estaban acompañados de advertencias legales que descargaban la responsabilidad última en el conductor.
BYD elimina esa carga y ofrece lo que define como «la primera garantía del mundo para el aparcamiento autónomo».
De este modo, si durante una maniobra el vehículo colisiona con otro automóvil, daña mobiliario urbano o incluso causa lesiones personales, la compañía cubrirá todos los costes, reparaciones e indemnizaciones. Una muestra evidente de la confianza que dice tener en su algoritmo y en las capacidades de su sistema.
La estructura tecnológica de «Ojo de Dios» está diseñada para adaptarse a distintos segmentos de mercado, desde vehículos de lujo hasta urbanos económicos.
La versión superior, God’s Eye A, utiliza tres sensores LiDAR y se reserva para modelos de ultralujo como los de la marca Yangwang. La versión intermedia, God’s Eye B, emplea un solo sensor LiDAR y equipa a vehículos de la gama premium o de la marca Denza.
Finalmente, la versión más accesible, God’s Eye C, renuncia por completo al LiDAR y se basa únicamente en cámaras y reconocimiento visual avanzado, lo que permite que incluso modelos económicos puedan incorporar estas funciones avanzadas. En todas estas versiones, BYD prevé ampliar de forma significativa las capacidades del vehículo para estacionar de forma autónoma.
Uno de los elementos clave que refuerza la relevancia de este anuncio es el alcance masivo que tendrá. La actualización llegará mediante OTA, es decir, se descargará directamente en los coches, eliminando la necesidad de visitar talleres o concesionarios.
Este modelo de despliegue convierte a BYD en uno de los fabricantes con mayor capacidad de implementar mejoras de forma rápida y eficaz en sus vehículos.
La decisión de extender la tecnología de nivel 4 incluso a los modelos más asequibles es un desafío directo a la estrategia de otras marcas globales que suelen reservar estas funciones para los segmentos premium, lo que en la práctica democratiza el acceso a la conducción asistida de última generación.
La promesa de asumir toda la responsabilidad en caso de fallo del sistema también plantea interrogantes legales y éticos.
El anuncio también tiene implicaciones estratégicas de gran calado. En un momento en que la competencia global en el sector eléctrico se intensifica y cuando otras marcas como Tesla o Mercedes ofrecen funciones de aparcamiento automatizado en algunos de sus modelos pero siempre bajo la premisa de que la responsabilidad última recae en el conductor, BYD desafía ese statu quo.
Al liberar de esa responsabilidad al usuario y trasladarla a la compañía, plantea un modelo nuevo de relación entre fabricante, tecnología y cliente, que podría incluso presionar a los reguladores de distintos países a replantearse las normas que rigen la conducción autónoma.
Aunque de momento esta actualización ha sido anunciada solo para el mercado chino, no cabe duda de que tendrá un eco internacional.
La estrategia de BYD incluye un ambicioso plan de expansión en Europa y América Latina, donde la disponibilidad de funciones avanzadas de conducción y la confianza que ofrece la cobertura de daños podrían convertirse en un argumento clave de ventas frente a fabricantes tradicionales.
Esta circunstancia obligará a los competidores a reaccionar y a los reguladores europeos, por ejemplo, a examinar muy de cerca el funcionamiento del sistema y las garantías ofrecidas antes de permitir su despliegue en las calles.
El impacto de este movimiento de BYD se medirá tanto en términos tecnológicos como comerciales. La tecnología de nivel 4 aplicada al aparcamiento es ya un hito en sí misma, pero el hecho de que BYD la incluya de forma tan amplia y respalde su funcionamiento con una cobertura legal total sitúa el listón mucho más alto.
Es una apuesta arriesgada que puede reforzar la percepción de BYD como líder en innovación o volverse en su contra si el sistema falla de forma notoria.
En cualquier caso, lo que es indudable es que con esta medida BYD consigue algo que ninguna otra marca ha logrado: convertir una función avanzada en una promesa comercial que elimina uno de los principales temores de los consumidores ante la conducción automatizada, la duda sobre quién pagará si algo sale mal.
Los próximos meses serán decisivos para comprobar hasta qué punto esta apuesta funciona en el mercado y cómo responden tanto los consumidores como las autoridades.





