Model 3 y Model Y baratos: Tesla simplifica sus coches para competir en precio

La marca americana ha dejado de innovar y se limita a eliminar elementos para abaratar sus coches.

Tesla ha decidido replantear su estrategia de acceso al mercado con el lanzamiento de nuevas versiones “estándar” de sus modelos más populares: el sedán Model 3 y el SUV Model Y.

Estos dos vehículos, que históricamente han representado el grueso de las ventas de la compañía, han recibido una reconfiguración profunda que no solo afecta al precio, sino a toda la concepción del producto.

A continuación, analizamos con rigor qué ha cambiado exactamente y qué implica esta transformación.

Los nuevos Tesla Model 3 y Model Y Estándar llegan al mercado con un enfoque claramente minimalista. En ambos modelos, Tesla ha eliminado varios elementos estéticos y tecnológicos introducidos en las recientes actualizaciones “Highland” y “Juniper”.

En el exterior, por ejemplo, desaparece la barra de luz delantera y trasera, una característica que se había convertido en distintiva de las versiones más avanzadas.

En el Model Y, el diseño ahora se asemeja más al del nuevo Model 3 Highland, con un paragolpes más cerrado y una apariencia general más sobria.

Uno de los aspectos más curiosos es el tratamiento del techo. En el Model 3 Estándar se mantiene el techo de cristal, aunque con menor protagonismo visual desde el interior.

En el caso del Model Y, el techo sigue siendo técnicamente de cristal, pero ha sido recubierto por dentro con un revestimiento opaco que lo oculta a la vista del usuario.

Según Tesla, esta decisión responde tanto a la necesidad de agilizar la producción como a un intento por mejorar el aislamiento térmico y acústico, reduciendo la necesidad de usar el sistema de climatización.

Ambos modelos incorporan una nueva batería de 69 kWh, en lugar de los 79 kWh que se usaban previamente en las versiones de mayor autonomía.

Esta batería, de menor capacidad, obliga a optimizar todos los elementos del coche para garantizar una autonomía competitiva.

De hecho, Tesla afirma que el Model Y Estándar es un 5% más eficiente que su antecesor gracias al rediseño aerodinámico, la incorporación de llantas de 18 pulgadas con carenado, y el uso de neumáticos de baja resistencia a la rodadura.

También se ha modificado el frunk (maletero delantero). En lugar del habitual compartimento robusto y bien rematado, ahora el molde está hecho de materiales más económicos, posiblemente fibra de vidrio, con acabados visiblemente más sencillos.

Los cambios más significativos se perciben en el interior. El Model 3 y el Model Y Estándar eliminan elementos clave que en versiones anteriores eran considerados básicos.

Ya no existe la pantalla trasera para los ocupantes de la segunda fila, los asientos traseros pierden la calefacción, los espejos laterales y el volante se ajustan manualmente, y los marcos de las puertas ya no incluyen inscripciones que identifiquen el modelo.

El sistema de audio se ha reducido a siete altavoces, en comparación con los 15 y subwoofer que montan las versiones premium.

Además, se eliminan otros elementos como la iluminación ambiental o los revestimientos de microfibra en los huecos de las puertas.

El almacenamiento interior también es más básico: compartimentos en plástico sin forrar, lo cual puede resultar incómodo al transportar objetos metálicos como llaves.

La consola central ha sido rediseñada. En lugar de una estructura cerrada, Tesla ha optado por una consola abierta entre los asientos delanteros, lo que permite un acceso más libre entre plazas pero también transmite una sensación de mayor austeridad.

Un punto especialmente relevante es la ausencia del sistema básico de piloto automático.

Mientras que las versiones anteriores de Model 3 y Model Y incluían funciones como Autosteer, los nuevos modelos Estándar solo disponen de control de crucero adaptativo como equipamiento de serie.

El acceso al paquete completo de conducción autónoma sigue estando disponible como extra, pero representa un coste adicional significativo.

Además, se ha limitado el número de configuraciones posibles. Solo hay tres colores disponibles: gris (sin coste), blanco (1.000 dólares) y negro (1.500 dólares).

El interior únicamente puede elegirse en color negro. Esta simplificación responde a un objetivo directo: facilitar la producción en masa, reducir la complejidad en la cadena de ensamblaje y con ello disminuir costes operativos.

Aunque ambos modelos comparten muchas de las decisiones estratégicas de Tesla en cuanto a simplificación, existen algunas diferencias clave.

El Model Y Estándar, al ser un SUV, ha sufrido una transformación más profunda en cuanto a diseño exterior, especialmente con la eliminación de las ópticas que se integraban en el portón trasero.

Ahora, las luces se quedan fijas en la carrocería, lo cual responde a la búsqueda de una mayor durabilidad estructural y ligereza.

En cuanto a autonomía, ambos modelos rondan cifras similares. Según datos estimados, el Model Y Estándar ofrecería unos 450 km WLTP, mientras que el Model 3, al ser más ligero y aerodinámico, podría superar esa cifra.

En ambos casos, la reducción del tamaño de la batería ha obligado a ajustar todos los elementos que afectan al consumo energético.

El Model 3 Estándar se ofrece a partir de 36.990 dólares y el Model Y Estándar desde 39.990 dólares. Sin embargo, este precio no es tan “asequible” como podría parecer.

Si extrapolamos estas tarifas al mercado europeo, con el descuento boost, estaríamos hablando del mismo precio pero con todo el equipamiento actual.

De momento, estos modelos están disponibles exclusivamente en el mercado estadounidense. Tesla no ha confirmado una fecha de lanzamiento en Europa, aunque es probable que, en los próximos meses, la estrategia se extienda a nivel global.

Si eso ocurre, puede que veamos desaparecer las actuales versiones de Gran Autonomía en favor de esta nueva segmentación: Estándar y Premium, tanto en tracción trasera como en versiones AWD y Performance.

La presentación de los nuevos Tesla Model 3 y Model Y Estándar marca un giro estratégico importante para la compañía.

Después de la decepción por no ver un modelo más pequeño y accesible, este cambio no termina de convencer a muchos. Aunque, eso sí, contar con más opciones de precio siempre es positivo.

Tesla ha optado por un enfoque radical de reducción de costes que, si bien puede mejorar los márgenes operativos, plantea dudas sobre si el consumidor está dispuesto a aceptar tantos recortes por un precio que, en última instancia, no es tan bajo como se esperaba.

Lo que sí parece claro es que Tesla ya no compite por ofrecer el coche más avanzado tecnológicamente sino por hacerlo más simple, más eficiente de producir y, potencialmente, más rentable.

Habrá que ver si esta nueva fórmula se traduce en éxito comercial o si, por el contrario, erosiona la imagen de marca que durante años construyó su reputación sobre la innovación sin compromisos.

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