El sistema de intercambio de baterías cada vez se hace más popular en China, sustituyendo a las estaciones de carga.

Nio, el fabricante chino de vehículos eléctricos, ha logrado un hito impresionante que marca un antes y un después en la infraestructura de movilidad eléctrica: alcanzar las 1.000 estaciones de intercambio de baterías operativas en autopistas de China.
Este logro, materializado con la apertura de la estación número mil en el área de servicio de Fushan en la autopista G5011 Wuhu-Hefei, no solo evidencia la ambición de la compañía, sino también su visión estratégica para redefinir la experiencia del conductor eléctrico en el país asiático.
La red de Nio no es anecdótica. Conecta 550 ciudades y forma parte de un ecosistema que incluye 3.399 estaciones de intercambio de baterías en toda China, que han prestado ya 79 millones de servicios de intercambio acumulados.
Además, la compañía gestiona casi 2.900 estaciones de sobrealimentación y más de 13.300 puntos de carga rápida, lo que refuerza su papel como actor central en la transición energética.
Este despliegue tiene un objetivo muy claro: eliminar la llamada «ansiedad por la autonomía», uno de los principales factores que frena la adopción masiva del vehículo eléctrico, especialmente en viajes de larga distancia.
La expansión de Nio no se detiene en sus fronteras nacionales. Actualmente cuenta con 60 estaciones de intercambio en Europa, un paso significativo en su internacionalización.
Su estrategia es clara: exportar el modelo de intercambio de baterías y colaborar con otros fabricantes de automóviles para estandarizar esta tecnología y extenderla a más usuarios.
Nio ya ha firmado acuerdos con marcas como Zeekr y Cadillac, aunque de momento sus estaciones están restringidas a modelos de Nio y su submarca Onvo.
No obstante, se espera que esto cambie pronto con el lanzamiento de su estación de intercambio de quinta generación, que permitirá a vehículos de la submarca Firefly acceder a la red a partir de 2026.
Este impulso tecnológico y comercial está ocurriendo en un contexto en el que las autoridades chinas también han empezado a exigir mayor apertura.
El 7 de julio, cuatro departamentos gubernamentales ordenaron que las redes de carga de alta potencia construidas por las marcas sean abiertas a todos los vehículos eléctricos sin discriminación.
Una decisión que cambia las reglas del juego y que también presiona a otros competidores como Li Auto o Tesla.
Tesla, que inicialmente había mantenido su red de Supercargadores solo para propietarios de sus vehículos, ha comenzado a abrir sus estaciones en China a otras marcas, en un claro reflejo de las nuevas exigencias regulatorias.
En paralelo, Nio continúa avanzando con proyectos como “Power Up Counties”, una iniciativa que busca asegurar que sus estaciones cubran la mayoría de divisiones administrativas en China antes de finales de 2025.
Ya han conseguido completar la cobertura en la provincia de Guangdong, con más de 400 estaciones en operación, y aspiran a llegar a casi 2.800 condados en 2026, una cifra que ilustra su ambición de convertir a China en el primer país donde el intercambio de baterías sea realmente una alternativa masiva y viable.
Algunos analistas apuntan a que, aunque el modelo de intercambio de baterías puede ser útil en China gracias a su densidad urbana y a las flotas de usuarios sin acceso a cargadores en casa.
Su implementación en Europa y América podría encontrar obstáculos serios: altos costes de infraestructura, estándares tecnológicos dispares y reticencias por parte de otros fabricantes de vehículos eléctricos.
Además, la velocidad de desarrollo de los cargadores ultrarrápidos plantea una competencia directa. Hoy, las estaciones 5C de última generación pueden cargar una batería de gran capacidad en apenas diez minutos, un tiempo que podría rivalizar con la rapidez del intercambio de baterías sin necesidad de gestionar inventarios adicionales ni infraestructura mecánica compleja.
Lo que está claro es que la apuesta de Nio ha colocado a China en la vanguardia del debate sobre el futuro de la recarga de vehículos eléctricos.
Las estaciones de intercambio representan un modelo disruptivo que pone en entredicho el dominio de las redes de carga ultrarrápida, especialmente en escenarios de alta demanda como los desplazamientos festivos o las rutas de larga distancia.
Durante las últimas vacaciones del Día del Trabajo, por ejemplo, la estación más transitada de Nio realizó hasta 150 intercambios en un solo día, una cifra que muestra la utilidad de este servicio en momentos críticos.
Por ahora, Nio ha logrado una posición de liderazgo indiscutible en su mercado doméstico. Sus 1.000 estaciones de intercambio en autopistas son una prueba tangible de su compromiso y visión a largo plazo.
Pero el verdadero desafío será mantener esa ventaja y adaptarse a un mundo donde la infraestructura energética y la movilidad están cambiando a una velocidad vertiginosa.
El éxito de Nio dependerá no solo de su capacidad tecnológica, sino también de su habilidad para anticipar esos cambios y abrir sus redes en un entorno cada vez más competitivo y regulado.
Etiqueta: baterías coche eléctrico.





