La presión arancelaria de Europa sobre los eléctricos chinos ha sido clave para que Volvo saque la producción del EX30 de China.

Volvo no está dispuesta a dejar que los vaivenes geopolíticos y económicos condicionen su ambiciosa apuesta por los coches eléctricos.
En una jugada que no solo anticipa los movimientos del mercado, sino que también responde con agilidad a las crecientes tensiones comerciales con China, la firma sueca ha iniciado la producción del EX30 su SUV eléctrico más compacto y vendido en Europa.
Concretamente, en su planta de Gante, Bélgica. Este paso, lejos de ser simbólico, redefine el equilibrio de la marca en el tablero internacional de la movilidad eléctrica.
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La noticia se recibe con entusiasmo en una Europa que acelera en su carrera hacia el vehículo eléctrico y que empieza a blindarse frente a las importaciones de coches eléctricos procedentes de Asia, especialmente de China.
En este contexto, el movimiento de Volvo cobra un nuevo nivel de lectura: se trata de una apuesta clara por preservar la competitividad, evitando aranceles que podrían encarecer el producto final.
Desde su lanzamiento a finales de 2023, el EX30 ha irrumpido con fuerza en el mercado. Su atractivo diseño compacto, combinado con tecnología de vanguardia y un posicionamiento de precio que desafía a la competencia premium, lo han convertido en uno de los eléctricos más vendidos de 2024.
Y con la producción local en marcha, la firma sueca no solo gana puntos ante los consumidores, sino que también reduce los tiempos de entrega y mejora su capacidad de respuesta ante la demanda.
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Pero la decisión de llevar el EX30 a Bélgica no es solo un ejercicio de táctica comercial. Supone también una inversión estratégica de fondo: cerca de 200 millones de euros destinados a transformar la planta de Gante en un centro de excelencia en movilidad eléctrica.
La planta ha incorporado una nueva plataforma de producción, casi 600 robots nuevos o renovados, y ha ampliado tanto su zona de baterías como sus líneas de ensamblaje para puertas y paquetes eléctricos.
Estos cambios no solo permiten la fabricación del EX30, sino que posicionan a la factoría belga como un pilar clave dentro de la estrategia de electrificación de Volvo Cars.
El director de la planta, Stefan Fesser, ha calificado este avance como un logro sin precedentes. “La industrialización del EX30 se ha conseguido en un tiempo récord, reduciendo los plazos a la mitad gracias al esfuerzo y compromiso del equipo.
Esto demuestra que las nuevas tecnologías nos permiten adaptarnos con rapidez a las necesidades del mercado”, declaró. En un contexto donde las marcas aún luchan por escalar su producción eléctrica, Volvo parece haber tomado la delantera con eficacia y visión.
Además de la mejora tecnológica, el movimiento tiene un impacto directo sobre el empleo. La producción del EX30 ha generado unos 350 nuevos puestos de trabajo, elevando el número total de empleados en Gante a cerca de 6.600.
Esta cifra convierte a la planta en un auténtico motor de desarrollo regional, y se alinea con los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea: generar empleo verde y fomentar industrias resilientes.
Otro aspecto crucial de este movimiento es su alcance global. Aunque el EX30 ya se fabrica en la planta de Zhangjiakou, China, la incorporación de Gante como segundo centro de producción permite a Volvo diversificar su capacidad productiva.
Así, no solo reduce su dependencia de China, sino que también está mejor posicionada para responder a la demanda europea e internacional, mientras minimiza su exposición a tensiones geopolíticas.
La producción del EX30 en Europa también refuerza la estrategia de Volvo de fabricar los coches allí donde se venden.
Es un principio que no solo tiene sentido logístico, sino también económico y político. En un escenario de creciente proteccionismo comercial, producir en Europa es una manera de evitar sorpresas desagradables y mantener márgenes competitivos.
Según Francesca Gamboni, directora de fabricación y cadena de suministro de Volvo Cars, esta flexibilidad en la huella industrial es clave para la resiliencia de la empresa a largo plazo.
El EX30 no es un modelo más. Es, según palabras del propio CEO Jim Rowan, “crucial para consolidar nuestra presencia en el mercado de vehículos eléctricos premium en Europa”.
Representa la democratización del coche eléctrico dentro del universo Volvo, con una propuesta accesible sin renunciar al diseño escandinavo, la tecnología puntera ni la seguridad tradicional de la marca.
La decisión de producir también el EX30 Cross Country en Gante antes de que acabe el año 2025 añade un nuevo capítulo a esta historia.
Se trata de una variante más robusta y aventurera, pensada para quienes buscan algo más que eficiencia urbana. Con ello, Volvo amplía su oferta y refuerza su imagen de marca versátil, dinámica y alineada con los nuevos estilos de vida eléctricos.
La planta de Gante se convierte así en un símbolo del nuevo Volvo. No solo por su capacidad de producción ,actualmente fabrica modelos como el EX40, EC40, XC40 híbrido y V60 híbrido, sino por su papel estratégico dentro de una Europa que quiere liderar el futuro de la movilidad sostenible.
Con más de 186.000 vehículos producidos en 2024, la fábrica belga representa un eje clave del presente y el futuro de la marca.
Mientras otras compañías aún se preguntan cómo adaptarse al nuevo panorama de la automoción, Volvo responde con hechos.
Llevar el EX30 a Europa no es solo una maniobra defensiva frente a los aranceles; es una declaración de intenciones. Un mensaje claro de que la marca sueca no quiere seguir la corriente, sino marcar el rumbo.
Y tú, ¿crees que otros fabricantes seguirán el ejemplo de Volvo?. ¿Estamos ante un cambio de paradigma en la industria del coche eléctrico europeo? .



