La Fórmula E regresa a China: Shanghai se prepara para un fin de semana eléctrico

Del 31 de mayo al 1 de junio la Fórmula E se dirige a uno de los escenarios más icónicos del automovilismo: el Circuito Internacional de Shanghái.

El campeonato del mundo de Formula E vivirá dos de las carreras más esperadas de la temporada 11. La emoción ya está servida, con un campeonato al rojo vivo, nuevas tecnologías en pista y un escenario cargado de simbolismo. China vuelve a ser protagonista en una categoría que pisa cada vez más fuerte.

La cita de Shanghái no es una simple parada en el calendario. Supone el regreso a un país clave en la historia del campeonato. Desde aquel debut en Pekín en 2014, la Fórmula E ha corrido en Sanya, Hong Kong y, desde la temporada pasada, en la capital económica del gigante asiático. En 2025, repite escenario con el mismo formato: un doble enfrentamiento que puede ser decisivo.

Pero lo que hace especial a este evento no es solo su ubicación. La carrera de Shanghái representa también el estreno del GEN3 Evo en territorio chino.

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Este nuevo monoplaza ha sido protagonista desde su debut en São Paulo, demostrando no solo mejoras técnicas, sino también un impacto directo en el espectáculo.

Su diseño más agresivo, sus prestaciones mejoradas y la capacidad de activar el PIT BOOST lo convierten en un arma de competición temible.

El PIT BOOST, precisamente, es una de las grandes atracciones técnicas del fin de semana. Esta tecnología permite a los coches recargar un 10% adicional de energía (3.85 kWh) en apenas 30 segundos a 600 kW.

Más allá de su carácter innovador, lo cierto es que su implementación está cambiando la dinámica de las carreras, obligando a los equipos a repensar la estrategia y a los pilotos a tomar decisiones en segundos.

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En Mónaco y Tokio ya demostró su capacidad para alterar el guión de una carrera, y ahora llega a China para añadir aún más picante a un campeonato sin margen de error.

El trazado, por supuesto, también tiene sus peculiaridades. No se trata del mismo circuito que utilizan la Fórmula 1 u otras categorías tradicionales.

La versión adaptada para la Fórmula E emplea una sección modificada del recorrido original, manteniendo su esencia técnica pero ajustándose a las exigencias del formato eléctrico.

Inspirado en el carácter chino “shang” (que significa “ascender”), el diseño busca equilibrar velocidad, curvas técnicas y puntos de adelantamiento. Todo esto se traduce en una pista que promete acción desde la primera curva.

Y si hablamos de acción, no podemos ignorar a los grandes protagonistas de la temporada. Oliver Rowland llega como líder del campeonato, tras firmar actuaciones memorables en México, Jeddah y Mónaco. Su pilotaje agresivo y su capacidad para leer las carreras le han colocado como el hombre a batir.

Pero no está solo. Pascal Wehrlein ha vuelto con fuerza, y Sebastien Buemi ha roto una sequía de 78 carreras sin ganar, demostrando que todavía tiene mucho que decir. Tampoco se puede descartar a Maximilian Günther, otro nombre que ha dejado huella en esta temporada.

Shanghái, por tanto, se convierte en un termómetro perfecto para medir el estado de forma de estos pilotos. Con solo siete carreras restantes después de esta cita, cada punto cuenta. Y en una temporada donde las diferencias son mínimas y cualquier error se paga caro, este doble encuentro puede marcar un antes y un después.

Además, la Fórmula E ha decidido vestir de gala este E-Prix. La organización ha preparado una serie de elementos especiales para conmemorar la ocasión, desde trofeos con diseño local hasta una banda sonora propia para el evento.

Todo apunta a que será una auténtica fiesta del automovilismo, donde la tecnología, la sostenibilidad y la cultura china se darán la mano.

El componente estratégico también será vital. Con dos carreras en días consecutivos, la gestión de neumáticos, energía y ritmos de carrera será clave. Equipos como Nissan, Porsche, Jaguar y Maserati han demostrado que están preparados para competir al máximo nivel, pero la clave estará en mantener la consistencia.

Un fallo en la clasificación del sábado puede lastrar todo el fin de semana, y con la parrilla tan apretada como está, cualquier detalle marcará la diferencia.

Desde el punto de vista técnico, los equipos también pondrán a prueba nuevas configuraciones aprovechando las características del circuito.

El asfalto, más liso que en otros trazados urbanos, y las temperaturas variables de Shanghái, añaden incertidumbre al rendimiento de los coches. Los ingenieros tendrán que hilar fino si quieren sacar el máximo rendimiento del GEN3 Evo.

Pero más allá de lo deportivo, este evento vuelve a poner el foco sobre China como actor clave en el futuro de la movilidad eléctrica. El país es líder mundial en producción y adopción de vehículos eléctricos, y la presencia de la Fórmula E refuerza su papel como referente global en innovación sostenible.

No es casualidad que DHL y la Fórmula E hayan anunciado también el uso de combustible de aviación sostenible (SAF) para el traslado del material a Shanghái. Un gesto que habla de compromiso, pero también de coherencia con los valores que promueve el campeonato.

Por todo esto, Shanghái se prepara para vivir un fin de semana inolvidable. La mezcla de tecnología punta, competición feroz, contexto cultural y compromiso ambiental convierte esta cita en mucho más que una carrera. Es un mensaje al mundo de que el automovilismo puede evolucionar, reinventarse y seguir emocionando sin renunciar a su esencia.

Quedan pocas dudas: la Fórmula E está entrando en su madurez, y lo está haciendo con una propuesta que combina espectáculo, estrategia y sostenibilidad.

Shanghái será, una vez más, el escaparate perfecto para mostrarlo al mundo. Y si todo va como se espera, el campeonato podría no volver a ser el mismo después de este doble asalto.