El gran día para Tesla ha llegado: su servicio de robotaxi ya funciona en Estados Unidos

Tesla lanza su robotaxi en Austin desafiando la normativa estatal y sembrando dudas en la industria.

Tesla ha vuelto a marcar el ritmo de la innovación, esta vez con el lanzamiento limitado de su servicio de robotaxi en Austin, Texas, este domingo 22 de junio.

El movimiento, lejos de ser un simple despliegue técnico, ha desencadenado un intenso debate entre reguladores, analistas, usuarios y detractores.

Mientras algunos ven este paso como el inicio de una nueva era para la conducción autónoma, otros no pueden evitar preguntarse: ¿es demasiado pronto?.

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Desde el viernes, Tesla comenzó a enviar invitaciones para participar en la “fase de acceso anticipado” de su nuevo servicio de robotaxis, que utiliza una flota de Model Y operados con su sistema de conducción autónoma Full Self-Driving (FSD).

Los invitados incluyen no solo clientes habituales, sino también influencers del ecosistema Tesla, una jugada que parece más enfocada en generar impacto en redes sociales que en evaluar el servicio desde un punto de vista técnico o legal.

Aunque el gobernador de Texas, Greg Abbott, firmó ese mismo viernes un proyecto de ley que establece nuevos requisitos para los operadores de robotaxis, la legislación no entra en vigor hasta el 1 de septiembre.

Esta ventana legal ha sido aprovechada por Tesla para avanzar su agenda, pese a la presión de siete legisladores demócratas que pidieron expresamente el aplazamiento del servicio.

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En una carta enviada la noche del miércoles anterior al lanzamiento, solicitaron a la compañía que pospusiera su despliegue hasta que la nueva regulación estuviera activa. Sin embargo, hasta hoy no hubo respuesta oficial por parte de Tesla.

El CEO Elon Musk había señalado el 22 de junio como fecha tentativa para el debut del robotaxi, una predicción que, al parecer, ha cumplido sin titubeos.

Pero el lanzamiento está lejos de ser un despliegue masivo: se estima que entre 10 y 20 vehículos formarán parte del servicio en esta etapa inicial. La iniciativa funcionará dentro de una zona geolocalizada en Austin, que excluye aeropuertos, y operará entre las 6 de la mañana y la medianoche.

La aplicación específica para este servicio aún no está disponible, aunque se espera que incluya un mapa con la cobertura activa.

Uno de los puntos más controversiales del servicio es la inclusión de un «monitor de seguridad de Tesla» que acompañará cada trayecto desde el asiento del pasajero delantero derecho.

Aunque la compañía afirma que estos supervisores están allí para garantizar la seguridad del viaje, no se ha detallado si tendrán capacidad para intervenir activamente en caso de emergencia, ni cómo se integra esta figura dentro de la narrativa de conducción completamente autónoma que Tesla ha promovido durante años.

Videos publicados recientemente en redes sociales muestran Model Y operando como robotaxis por las calles de Austin, con un vehículo de apoyo siguiéndolos de cerca.

Tesla no ha confirmado si esta medida se mantendrá una vez el servicio esté abierto al público, pero sugiere un nivel de incertidumbre sobre la fiabilidad total del sistema en entornos reales.

Por si fuera poco, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) ya había contactado a Tesla a principios de mayo solicitando información sobre su tecnología, especialmente respecto a su comportamiento en condiciones de visibilidad reducida.

La agencia, que aún investiga incidentes anteriores con el sistema FSD, indicó que la compañía había respondido a su solicitud, aunque la información se encuentra en proceso de revisión.

Más allá de los aspectos técnicos y legales, el lanzamiento del robotaxi también tiene implicaciones bursátiles. Las acciones de Tesla experimentaron un repunte intradía el viernes, alcanzando los 332,36 dólares antes de cerrar con una ligera ganancia del 0,03%, en 322,16 dólares.

A pesar del entusiasmo, las acciones han mostrado una tendencia bajista en el conjunto de 2025, con una caída del 20% en lo que va del año. No obstante, el entusiasmo por los robotaxis impulsó un alza del 35% desde abril, lo que demuestra la capacidad de esta narrativa para mover el mercado.

No todos los analistas comparten el optimismo de Elon Musk. Mientras que Dan Ives, de Wedbush Securities, calificó el domingo como el “inicio de la era dorada de la autonomía para Tesla”, otros como los expertos de Baird adoptan una posición más escéptica.

Estos últimos rebajaron recientemente la calificación de las acciones de Tesla a “neutral”, argumentando que las expectativas en torno al robotaxi son excesivamente optimistas.

El marco legal en Texas se encuentra en plena transición. La ley SB 2807, firmada por el gobernador Abbott, establece nuevos requisitos para los operadores de vehículos autónomos, incluyendo la necesidad de demostrar que sus sistemas cumplen con las leyes de tránsito y pueden alcanzar una “condición de riesgo mínimo” en caso de fallo.

También deben incluir protocolos para que los vehículos interactúen correctamente con servicios de emergencia. Sin embargo, al no entrar en vigor hasta septiembre, la ley deja una zona gris que Tesla ha aprovechado para tomar la delantera.

Por otro lado, Tesla ha establecido condiciones estrictas para los participantes del programa de acceso anticipado. El incumplimiento de los términos, incluyendo el uso de herramientas para analizar o registrar el funcionamiento del vehículo más allá de fotos y videos permitidos, puede resultar en la suspensión del acceso al servicio.

Esta cláusula no ha pasado desapercibida para los críticos, que ven en ella un intento de controlar el relato sobre la funcionalidad real del robotaxi.

La decisión de lanzar en Austin no es casual. Tesla ya figura como operador de vehículos autónomos en el sitio del Departamento de Transporte de Austin, aunque hasta hace pocos días aún estaba en fase de pruebas.

Austin también representa un mercado favorable a la innovación tecnológica, lo que permite a Tesla utilizar la ciudad como un campo de pruebas de alto perfil, sabiendo que las reacciones tanto positivas como negativas serán amplificadas a nivel nacional.

Lo que Tesla ha hecho este domingo en Austin puede parecer pequeño: una docena de coches, una aplicación aún en desarrollo, y supervisores humanos a bordo.

Pero el simbolismo es inmenso. Musk no está simplemente probando una nueva tecnología. Está lanzando un desafío abierto a reguladores, rivales y al público: ¿estamos preparados para una movilidad sin conductor?.