Con ruedas gruesas, cambio continuo y asistencia automática, esta bicicleta urbana está diseñada para atraer todas las miradas y hacer que moverse sea un placer.

La Yamaha Booster ha llegado para desafiar los estándares de lo que entendemos por bicicleta eléctrica urbana.
No se parece a nada de lo que hay ahora mismo circulando por las calles. De hecho, lo más probable es que más de una persona te detenga para preguntarte si lo que estás montando es una moto, un experimento, o un prototipo futurista salido de una película de ciencia ficción.
Porque sí, la Booster tiene algo que ninguna otra e-bike ha conseguido: atraer todas las miradas y generar conversación allá por donde pasa.
La Booster no es una bici convencional. Inspirada claramente en los scooters de los años noventa, como los míticos Yamaha BW’s o las MBK Booster, lo que propone esta bicicleta es una vuelta al diseño atrevido, al descaro urbano y al enfoque práctico pero con estilo.
Su estructura de aluminio en forma de panal, su diseño corto entre ejes, su geometría recta que te obliga a ir erguido como si fueras el dueño del carril, y esas ruedas anchas de 20 pulgadas con 4 pulgadas de grosor le dan un aspecto tan robusto como juguetón.
Esta bici no quiere pasar desapercibida, ni lo intenta.Pero lo realmente interesante empieza cuando te subes.
Porque Yamaha no solo ha apostado por el diseño. El motor PWSeries S2 que monta esta bici es una auténtica joya de suavidad, respuesta inmediata y potencia más que suficiente para el entorno urbano.
Con 75 Nm de par motor y una batería de 630 Wh extraíble, este conjunto ha demostrado estar muy por encima de lo que cabría esperar de una bici que, a priori, parece más un juguete que un vehículo serio. Nada más lejos de la realidad.
El sistema de asistencia tiene varios modos, pero lo más interesante es su opción automática: elige por ti cuándo aumentar la ayuda, adaptándose a tu ritmo de pedaleo de forma tan natural que en cuestión de minutos olvidas que estás en una e-bike.
La sensación es la de estar en control total, pero sin esfuerzo.Yamaha ha sido inteligente en los detalles.
La batería se puede quitar fácilmente y llevar a casa, algo fundamental teniendo en cuenta que esta bici no es precisamente ligera.
Con sus 35 kilos, no es una bicicleta para subir por las escaleras con alegría, pero si tienes garaje, trastero o una zona comunitaria donde dejarla bien atada, será tu aliada perfecta.
Además, han integrado elementos como una horquilla con 80 mm de recorrido, luces potentes alimentadas por la batería principal, y frenos de disco de 180 mm que ofrecen una mordida inmediata, imprescindible cuando circulas en entornos urbanos llenos de imprevistos.
La transmisión también marca la diferencia. Yamaha ha apostado por un sistema Enviolo continuo, que permite cambiar de desarrollo sin necesidad de pedalear, sin clics ni saltos, simplemente girando el puño.
Esta combinación del motor automático con el cambio continuo convierte a la Booster en una bicicleta para todos los públicos. Literalmente.
Desde ciclistas habituales que quieren una herramienta fiable para moverse por la ciudad, hasta personas que jamás han tocado una bici eléctrica.
El nivel de accesibilidad y facilidad de uso es uno de los grandes aciertos de este modelo.
Otro detalle que merece la pena destacar es su capacidad de carga. Aunque pueda parecer compacta, su estructura permite instalar cestas delanteras y traseras, diseñadas por la propia Yamaha, que encajan a la perfección con el look futurista de la bici.
Es cierto que no son las más fáciles de montar y desmontar, pero una vez instaladas, no solo son útiles, sino que quedan sorprendentemente bien.
Dejar la mochila, una bolsa de la compra o incluso la cartera mientras atas la bici se vuelve algo cotidiano y práctico.
En cuanto al precio, aquí viene otro de sus puntos polémicos. Porque en un mercado donde los precios de las e-bikes urbanas de calidad suelen dispararse, la Booster Easy se presenta con un precio oficial en torno a los 2.000 euros. Una cifra que, para muchos, puede parecer baja para todo lo que ofrece.
Motor potente, batería grande, diseño atrevido, componentes solventes y una experiencia de conducción única.
Si además aplicas las ayudas públicas disponibles en algunas comunidades autónomas como Madrid, donde pueden reducir hasta en 500 euros el coste final, el precio se vuelve aún más atractivo.
Pero no todo es perfecto. Los 35 kilos pesan, literalmente. Aunque su geometría y diseño ayudan a moverla con agilidad cuando estás encima, no es una bici que vayas a querer cargar escaleras arriba.
Y, aunque la talla única puede adaptarse bien a una mayoría del público, no es la mejor opción si mides dos metros o menos de 1,50. Aun así, dentro de sus limitaciones, Yamaha ha conseguido hacer una bicicleta que se adapta sorprendentemente bien a una gran parte de los usuarios urbanos.
La Booster es una declaración de intenciones. Yamaha no ha querido simplemente fabricar una bici más para moverse por ciudad.
Ha creado un objeto de diseño, una pieza de conversación, una máquina práctica con estilo y personalidad. Una bici que muchos mirarán con escepticismo y otros con deseo.
Pero, sobre todo, una bici que te invita a subirte y disfrutar sin complicaciones.
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