El coche antes del accidente circula en modo Autopilot, la advertencia de un obstáculo en la carretera y la toma de control repentina por parte del conductor provocaron la tragedia.

El 29 de marzo de 2025, un Xiaomi SU7 con tres estudiantes universitarias a bordo se estrelló violentamente contra una barrera de hormigón en una autopista de la provincia de Anhui, provocando la muerte de sus ocupantes.
El coche circulaba en modo NOA (Navigate on Autopilot) antes del accidente, una tecnología de conducción asistida promovida por Xiaomi como uno de los pilares de su incursión en el mercado de los vehículos eléctricos.
El impacto ha sido letal, no solo para las víctimas, sino también para la imagen de la marca y, por extensión, para la credibilidad de toda la industria del coche inteligente en China.
El vehículo, según los datos extraídos tras el accidente, circulaba a 116 km/h cuando el sistema detectó un obstáculo. El SU7 emitió una advertencia y redujo la velocidad a 97 km/h, pero la intervención del sistema fue insuficiente para evitar el choque. Aunque el conductor tomó el control manual en ese momento, el daño ya era irreversible. La rapidez del impacto no dejó margen para ninguna reacción efectiva.
La reacción pública no tardó en llegar, la noticia se viralizó en plataformas como Weibo y WeChat, generando una tormenta de críticas no solo hacia Xiaomi, sino hacia la industria de la conducción inteligente en su conjunto.
Las acciones de Xiaomi cayeron en picado en la bolsa de Hong Kong, perdiendo más de 120 mil millones de dólares hongkoneses en valor bursátil en solo dos días.
Esta reacción del mercado muestra cómo un único suceso puede hacer temblar los cimientos de un modelo de negocio basado en la innovación tecnológica sin una narrativa responsable que lo respalde.
Xiaomi rápidamente puso todos sus medios para aclarar lo sucedido. Gracias a las nuevas tecnologías este es el reporte del accidente:
- 22:27:17: NOA activado, velocidad del vehículo a 116 km/h
- 22:28:17: Se emitió una advertencia de distracción leve.
- 22:36:48: NOA emitió una advertencia de no intervención: “Por favor, sujete el volante”.
- 22:44:24: NOA emitió una advertencia de riesgo: “Tenga en cuenta el obstáculo más adelante”, con solicitud de desaceleración
- 22:44:25: El conductor tomó el control de NOA, ingresando al modo de conducción manual, el volante giró 22,0625 grados a la izquierda, el pedal del freno se presionó al 31 %.
- 22:44:26: Volante girado 1,0625 grados a la derecha, pedal de freno presionado al 38%
- 22:44:26: El vehículo chocó contra una barrera de hormigón.
- 22:44:28: Se activó el eCall del vehículo
- 22:44:39: Se conectó eCall, se confirmó el accidente y se contactó a la policía y a los servicios de emergencia.
- 22:45:06: Se estableció contacto con el propietario del vehículo.
- 22:47:15: Se enviaron con éxito servicios médicos de emergencia
- Aproximadamente a las 11:00 p.m. Los servicios de emergencia llegaron al lugar.
Como se pudo comprobar en el momento del impacto el coche estaba gobernado por una persona y no por la conducción inteligente.
Otra crítica a la que tuvo que salir al paso Xiaomi es que se publicó que las puertas se habían bloqueado y que los ocupantes no pudieron salir. La marca mostró que todas las puertas tienen un sistema de apertura manual en el caso de que el coche se quedo bloqueado.
El gobierno chino ha comenzado a tomar cartas en el asunto. El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información ya ha anunciado nuevas regulaciones que prohibirán el uso de términos como “conducción autónoma” o “inteligente” en la publicidad de vehículos con sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems) de nivel L2.
Aunque este paso puede parecer pequeño, representa un cambio fundamental en el enfoque del Estado hacia la seguridad vial en la era de la automatización. Tesla, por ejemplo, ya retiró el nombre «FSD» (Full Self Driving) de su material promocional en China, anticipando esta reacción reguladora.
Este episodio ha evidenciado que no basta con desarrollar tecnologías avanzadas si no se educa adecuadamente al público sobre sus limitaciones. Requiere supervisión constante, atención plena y comprensión total de cómo funciona el sistema.
Este accidente pone estas cuestiones en el centro del debate, y no solo en China: el mundo entero observa cómo la segunda mayor economía del planeta maneja uno de los dilemas más delicados de la movilidad moderna.
Nadie discute que la tecnología puede salvar vidas. Pero también puede quitarlas si se usa de forma irresponsable. El accidente del Xiaomi SU7 es una llamada de atención urgente: para los fabricantes, para los reguladores y, sobre todo, para los consumidores.