CATL, el mayor fabricante del mundo de baterías junto a Stellantis, refuerza en España su estrategia industrial con una planta de última generación.

Hoy se escribe una página decisiva para la industria española, la colocación simbólica de la primera piedra de la gigafactoría de baterías en Figueruelas, promovida por la alianza entre la multinacional automovilística Stellantis y el gigante chino CATL.
Este acto, más allá de su carga simbólica, representa un avance decisivo en un megaproyecto clave para la transición hacia la nueva movilidad y un modelo energético más sostenible.
Desde hoy, comienza su materialización física en los terrenos anejos a la planta de Opel, con implicaciones industriales, económicas, sociales y energéticas de gran calado.
Esta gigafactoría, que ocupará 367.000 metros cuadrados dentro de un perímetro de 89 hectáreas compartidas entre los municipios de Figueruelas y Pedrola, es una de las mayores inversiones industriales en España en décadas.
Con un presupuesto de 4.100 millones de euros y un impacto económico estimado en 8.000 millones a 15 años vista, el proyecto no solo promete modernizar la cadena de suministro del vehículo eléctrico, sino reconfigurar la estructura productiva del norte de Aragón y de España.
El acto fundacional es posible gracias a la aprobación parcial del Proyecto de Interés General de Aragón (PIGA), una figura administrativa que ha permitido acelerar los trámites y sortear exigencias como la evaluación ambiental en la fase cero.
Esta vía exprés ha sido clave para cumplir con los exigentes plazos de las multinacionales y mantener la competitividad frente a otras ubicaciones europeas que aspiraban a albergar la inversión.
La cronología del proyecto tiene hitos muy marcados: movimiento de tierras ya completado en 2025, construcción de naves industriales en 2026, producción piloto de baterías en 2028, y plena capacidad operativa en 2030.
Esta hoja de ruta no es meramente técnica; condiciona también la planificación de infraestructuras, la formación de personal y el rediseño del ecosistema logístico y energético en torno a la fábrica.
Los primeros contratos de obra ya se han adjudicado. La firma Synergy Construct será la encargada de construir dos de las naves principales y ejecutar la cimentación del edificio donde se fabricarán las celdas.
Esta empresa, que ya ha trabajado con CATL en otros proyectos europeos, como la planta en Hungría, ha asumido un paquete valorado en más de 33 millones de euros. A su lado, Consolis-Tecnyconta construirá la estructura y tres edificios auxiliares del complejo.
Mientras las obras se aceleran, también lo hace el despliegue energético del proyecto. Forestalia, como socio energético estratégico, tiene previsto instalar 14 parques eólicos y cinco plantas solares con una capacidad total superior a un gigavatio.
Esta potencia garantizará el autoconsumo de la planta, aportando un modelo de producción menos dependiente de la red eléctrica convencional y alineado con los principios de sostenibilidad que promueve la nueva movilidad eléctrica.
Las ayudas públicas también han tenido un papel esencial. La iniciativa ha recibido 270,4 millones de euros del programa PERTE del vehículo eléctrico, consolidando su estatus como proyecto estratégico para España.
Se espera que genere más de 6.000 empleos durante su construcción y unos 3.000 puestos de trabajo directos una vez en funcionamiento, además de miles de empleos indirectos asociados a la logística, los servicios y la industria auxiliar.
El socio tecnológico y financiero principal de este ambicioso plan, CATL (Contemporary Amperex Technology Co., Limited), no es un actor cualquiera.
Se trata del mayor fabricante mundial de baterías para vehículos eléctricos. Fundada en 2011 y con sede en Ningde, en la provincia china de Fujian, la compañía domina el mercado global con una cuota cercana al 37% en 2024, según datos de BloombergNEF.
Su liderazgo se basa tanto en la escala de producción como en la innovación tecnológica. CATL ha sido pionera en el desarrollo de baterías LFP (litio-ferrofosfato), que ofrecen una combinación de bajo coste, alta seguridad y durabilidad, y que han sido adoptadas por fabricantes como Tesla y BYD.
En los últimos años, CATL ha extendido su presencia internacional con fábricas en Alemania, Hungría e Indonesia, y acuerdos estratégicos con grandes automotrices como BMW, Mercedes-Benz, Hyundai, Honda y ahora Stellantis.
Su entrada en España a través de este proyecto supone un paso clave en su estrategia de consolidación en Europa, no solo como proveedor, sino como inversor directo en producción.
La planta de Zaragoza estará gestionada por la sociedad conjunta “Contemporary Star Energy” (CSE), fruto del acuerdo entre Stellantis y CATL.
Está previsto que produzca baterías con una capacidad total de hasta 50 GWh al año, destinadas principalmente a los modelos eléctricos del grupo Stellantis.
El objetivo declarado es iniciar la producción a finales de 2026, avanzar a un 30% de capacidad en 2028, alcanzar un 65% en 2029 y estar al 100% en 2030.
El proyecto cobra una importancia estratégica por múltiples razones. Por un lado, convertirá a España en proveedor directo de baterías para buena parte de su industria automovilística, un factor clave si se tiene en cuenta que el país es actualmente el segundo mayor fabricante de coches de Europa.
Esta proximidad entre producción de vehículos y suministro de baterías no solo reduce costes logísticos, sino que fortalece la competitividad de las plantas ya instaladas en el territorio nacional.
Por otro lado, esta infraestructura sienta las bases para que nuevas marcass, especialmente las emergentes firmas chinas de vehículos eléctricos, consideren a España como una puerta de entrada industrial al mercado europeo.
La implantación de la gigafactoría no solo refuerza el tejido industrial existente, sino que envía una señal clara de que el país está preparado para liderar la transición hacia la movilidad eléctrica.
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