Alemania pone en marcha un nuevo plan de incentivos para coches eléctricos

El país germano quiere seguir siendo liderando las ventas de coches eléctricos en Europa.

Alemania ha desvelado un ambicioso paquete de reformas que promete revolucionar su política de movilidad sostenible.

Este nuevo plan del gobierno federal pretende consolidar la movilidad eléctrica del transporte con un claro cambio de estrategia: del estímulo al consumidor hacia el estímulo empresarial.

La pieza central del plan es la amortización acelerada, la cual permitirá a las empresas deducirse fiscalmente el 75% del valor de adquisición de un vehículo eléctrico en el primer año.

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Esta medida, válida para las compras realizadas entre julio de 2025 y diciembre de 2027, supone un verdadero impulso a la inversión privada en movilidad eléctrica corporativa.

En un momento en el que muchas compañías han congelado sus planes de renovación de flotas, el incentivo fiscal podría inclinar la balanza hacia la electrificación.

Este esquema, sin embargo, no se limita a una ventaja contable. Es una señal política que considera al sector empresarial como un actor clave en la descarbonización del transporte.

Además de la amortización especial, el paquete incluye otras medidas que configuran un auténtico ecosistema de incentivos. Se introducirán reducciones fiscales corporativas generales y mecanismos para abaratar la energía eléctrica, lo cual repercutirá directamente en el coste de operar flotas eléctricas.

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Paralelamente, se habilitarán líneas de financiación blandas para pymes y startups dedicadas a la movilidad eléctrica y a la infraestructura de recarga. Esto último es crucial, pues la transición no será posible sin una red de carga sólida, especialmente en el ámbito del transporte pesado.

El ejecutivo alemán también planea acelerar los procesos de permisos para infraestructuras renovables, redes eléctricas y estaciones de carga.

Esta simplificación administrativa, a menudo criticada por su lentitud, representa una de las palancas más eficaces para eliminar cuellos de botella en el despliegue de puntos de carga de alta capacidad, incluido el prometedor sistema de carga de megavatios para camiones eléctricos.

Ahora bien, ¿cuál es el contexto de esta ofensiva política? La respuesta está en los números. Alemania se ha comprometido a alcanzar los 15 millones de coches eléctricos en circulación para 2030.

Sin embargo, tras el fin de los subsidios a la compra en 2023, las matriculaciones de eléctricos cayeron de forma drástica. El enfriamiento del mercado hizo saltar las alarmas: sin una intervención estructural, el país podría incumplir tanto sus compromisos climáticos como su liderazgo industrial en el sector del automóvil.

Consciente de este riesgo, el gobierno ha preferido cambiar de dirección. Las nuevas medidas ponen el foco en el lado de la oferta, es decir, en facilitar que las empresas puedan invertir, producir y desplegar tecnología limpia sin los obstáculos fiscales o regulatorios que han frenado la transición hasta ahora. Es una apuesta pragmática, pero no exenta de polémica.

Los particulares no tienen los privilegios de las empresas a la hora de adquirir un vehículo eléctrico. Es cierto, que la venta de coches a empresas en Alemania es muy superior a la de particulares. Pero la combinación perfecta sería poder crear incentivos para todos.

Otro punto relevante es el impacto industrial. Con esta estrategia, Berlín también busca blindar su sector automovilístico ante la presión de los fabricantes asiáticos, que ya dominan buena parte del mercado global de vehículos eléctricos.

Al facilitar la producción nacional y fomentar la demanda empresarial, el gobierno espera sostener los empleos locales y mantener su influencia en la carrera global hacia el coche del futuro.

La legislación, que será presentada antes del receso de verano, se posiciona como el nuevo estandarte de la movilidad verde alemana.

Pero aún queda por ver si su implementación será tan efectiva como su ambición promete. La entrada en vigor de los primeros mecanismos financieros está prevista para julio de 2025.

Hasta entonces, todas las miradas estarán puestas en la capacidad del Ejecutivo de hacer realidad sus compromisos sin quedarse a medio camino.

Hasta el momento de que se implementen estas nuevas medidas, Alemania se ha convertido en el país de Europa que más coches eléctricos ha vendido, superando a Reino Unido.

Y lo que estamos seguros es que con estas nuevas reformas seguirá siendo el país europeo referente en número de ventas. Un papel determinante por visibilidad.

Además, el objetivo es conseguir llegar a la cuota de mercado que gozan países vecinos como Bélgica y Países Bajos donde la hegemonía del coche eléctrico ya es una realidad.