Desde octubre, la marca venderá vehículos de ocasión con respaldo oficial y revisión completa.
El fabricante chino BYD, uno de los protagonistas más dinámicos de la nueva movilidad eléctrica global, está listo para dar un paso clave en su estrategia europea: conquistar el mercado de coches eléctricos de segunda mano.
Y lo hará con una propuesta inédita hasta la fecha por parte de un gran constructor: el lanzamiento de su programa «Certified Pre-Owned», diseñado para ofrecer a los compradores de vehículos usados la misma confianza y respaldo que tendrían al adquirir un coche nuevo.
El anuncio se ha producido en un escenario de alto perfil: el Salón del Automóvil de Múnich 2025, donde la marca ha dejado claro que su ambición no se limita a liderar las ventas de vehículos nuevos, sino también a establecer un estándar de calidad y garantía en el todavía incipiente mercado de eléctricos usados.
Con esta iniciativa, BYD no solo refuerza su posición en Europa, sino que pretende dar forma a un nuevo paradigma comercial en el que los vehículos eléctricos de ocasión ya no sean vistos como una apuesta arriesgada, sino como una opción segura, certificada y accesible.
A pesar del crecimiento continuo de las matriculaciones de coches eléctricos en Europa, el mercado de segunda mano para estos vehículos aún está lejos de alcanzar su madurez.
En 2024, se vendieron 2,8 millones de coches usados en España, frente a poco más de un millón de coches nuevos.
Sin embargo, la gran mayoría de esos usados no eran eléctricos. El motivo es claro: los consumidores todavía desconfían de la durabilidad y fiabilidad de componentes esenciales como las baterías, cuyo reemplazo puede suponer un coste muy elevado.
En este contexto, BYD ha decidido romper esa barrera psicológica lanzando un programa que no solo certifica sus coches usados, sino que lo hace bajo estándares muy estrictos.
La piedra angular del programa «Certified Pre-Owned» es el análisis riguroso del estado de cada unidad, especialmente de la batería, que debe mostrar un estado de salud (SOH) mínimo del 90% para ser admitida en el proceso de certificación.
Este porcentaje no es un capricho. Se trata de un compromiso claro del fabricante con los consumidores, respaldado por la tecnología propia de BYD.
Gracias a un algoritmo desarrollado internamente, que recoge y analiza datos reales del vehículo, la marca puede ofrecer una evaluación precisa del estado de la batería, incluyendo su capacidad y patrones de uso.
Este nivel de control y transparencia permite que el comprador sepa exactamente qué está adquiriendo.
A diferencia de otras iniciativas de reventa de vehículos eléctricos, el programa de BYD no se basa simplemente en una inspección visual o en pruebas básicas.
Cada coche pasa por un mínimo de 100 controles técnicos, en algunos casos hasta 179, dependiendo del modelo, que incluyen desde el análisis del sistema eléctrico completo hasta la revisión del software, carrocería, sistema de carga, conectividad y elementos de seguridad.
Además, los coches certificados se entregan con una garantía oficial de al menos un año o 20.000 kilómetros, junto con una garantía específica para la batería de ocho años o 200.000 kilómetros.
A esto se suma una cobertura de asistencia en carretera operativa 24/7 en toda Europa durante dos años y el acceso gratuito a los servicios de conectividad del vehículo, también durante dos años.
Este enfoque no solo refuerza la percepción de fiabilidad del producto, sino que posiciona a BYD como pionero en la creación de un ecosistema completo que acompaña al cliente antes, durante y después de la compra, independientemente de si el coche es nuevo o de ocasión.
En esta primera fase, el programa incluirá modelos ya conocidos del catálogo europeo de BYD: el Dolphin, el Atto 3, o el Seal.
Todos ellos han cosechado una buena acogida tanto por parte de la crítica como del público, gracias a su combinación de diseño atractivo, tecnología avanzada y precios competitivos.
La elección de estos vehículos como punta de lanza del programa no es casual: se trata de coches que ya cuentan con una base sólida de usuarios y una buena reputación en cuanto a rendimiento y fiabilidad.
El programa arrancará en mercados europeos seleccionados, aunque aún no se ha confirmado oficialmente la fecha exacta para su despliegue en España.
Sin embargo, dado el crecimiento que la marca está experimentando en nuestro país con cada vez más concesionarios y una mayor presencia en plataformas digitales, se espera que la implantación en el territorio español no se haga esperar demasiado.
La idea de BYD es clara: borrar la línea que tradicionalmente ha separado la experiencia de compra de un coche nuevo frente a uno usado.
Para ello, la marca ofrece no solo la revisión técnica, sino también la activación de servicios digitales como si se tratara de una unidad recién salida del concesionario.
Desde actualizaciones OTA (Over The Air) hasta conectividad permanente, los vehículos Certified Pre-Owned permitirán al usuario acceder al ecosistema completo de servicios de la marca.
Stella Li, vicepresidenta ejecutiva de BYD, ha sido contundente en su mensaje: “Nos enorgullece comprometernos a que la batería de todos los BYD Certified tendrá al menos un 90% de estado de salud».
La decisión de BYD de entrar con fuerza en el mercado de segunda mano no es un simple movimiento táctico, sino una declaración de intenciones.
La marca busca establecerse como líder no solo en ventas de nuevos eléctricos, sino como una referencia en sostenibilidad, economía circular y servicio al cliente.
En un momento en que la competencia se intensifica y donde la experiencia del usuario se convierte en un elemento diferenciador, BYD apuesta por una propuesta integral que va mucho más allá del precio.
Con el programa Certified Pre-Owned, el fabricante chino se anticipa a una necesidad creciente del mercado y ofrece una solución pensada para reducir la incertidumbre, aumentar la accesibilidad y reforzar la confianza del consumidor.
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