Ridley lanza una e-bike de gravel con alma aventurera y motor Bosch de alto rendimiento

La nueva Ridley E-Kanzo Adventure no es simplemente otra bicicleta eléctrica de gravel en el mercado, sino una apuesta contundente del fabricante belga por un concepto más potente y aventurero.

Conocido por su fuerte presencia en el ciclismo de competición, Ridley ha dado un giro inesperado al centrarse en una propuesta orientada al disfrute aventurero, sin perder el ADN rutero que ha caracterizado muchas de sus creaciones.

Con esta e-bike, Ridley pone en circulación una de las bicicletas eléctricas de gravel más potentes que se han visto hasta la fecha, impulsada por un motor Bosch Performance Line CX Gen 5 que entrega hasta 750 W de potencia y 100 Nm de par.

Este planteamiento supone una desviación interesante respecto a las tendencias actuales del sector, donde la mayoría de bicicletas eléctricas de gravel apuestan por motores más discretos, suaves y de integración casi invisible.

Ridley rompe con eso y lanza una bicicleta pensada para quienes no quieren esconder que llevan asistencia eléctrica, sino todo lo contrario: buscan que el motor se note, se escuche y actúe como un aliado potente en terrenos irregulares, rutas largas y aventuras impredecibles.

El espíritu de esta bicicleta no está en la competición, sino en la libertad de salir del asfalto y alargar el trayecto más allá de lo habitual.

El Bosch Performance Line CX Gen 5 se presenta aquí en todo su esplendor, con una potencia máxima de 750 W y un par motor de 100 Nm.

Esto la sitúa en un nivel de potencia muy superior al de la mayoría de sus rivales eléctricas en gravel, que suelen quedarse en motores más livianos tanto en entrega como en tamaño.

No solo es una cuestión de fuerza bruta; el motor ofrece un 400 % de asistencia máxima al pedaleo, permitiendo superar pendientes difíciles y prolongadas sin esfuerzo, incluso con carga extra gracias a los puntos de anclaje para bikepacking integrados en el cuadro.

En cuanto a autonomía, se ha optado por una batería Bosch PowerTube de 600 Wh, integrada en el tubo diagonal, que combina una gran capacidad con una integración limpia.

La elección refuerza la idea de crear una bicicleta pensada para viajes largos, con una autonomía que dependerá del modo de asistencia elegido pero que, en condiciones normales, puede superar cómodamente los 100 kilómetros en rutas mixtas.

El control del sistema se basa en una configuración minimalista pero funcional: no hay pantalla tradicional, sino un botón en el tubo superior (System Controller) y un discreto mando Mini Remote en el manillar, con el que se cambian los modos de asistencia.

En cuanto al cuadro, Ridley ha recurrido a la fibra de carbono no solo para reducir el peso, sino también para proporcionar una experiencia de conducción más fluida.

El cuadro admite neumáticos de hasta 54 mm y viene montado de serie con unas cubiertas Vittoria Mezcal de 29×2,10″, más propias de una mountain bike que de una gravel tradicional.

Esta elección refuerza su carácter campero y su predisposición a terrenos exigentes, tanto por tracción como por absorción de vibraciones.

Además, incorpora protecciones plásticas en las zonas más expuestas del tubo diagonal, lo que evidencia su vocación aventurera y realista: está hecha para usarse sin contemplaciones.

Ridley ha diseñado esta e-bike con la posibilidad de instalar una horquilla con suspensión delantera, algo poco habitual en el segmento gravel, pero cada vez más demandado por usuarios que quieren una mayor comodidad en pistas rotas o incluso en tramos de montaña.

En cuanto a la carga, el cuadro incluye múltiples roscas en la horquilla y el triángulo principal para instalar bolsas, portabidones o accesorios de bikepacking, abriendo la puerta a aventuras de varios días sin necesidad de cargar con mochilas.

A nivel de personalización, el fabricante belga ofrece dos configuraciones base, aunque ambas pueden modificarse a través de su plataforma online.

La versión más accesible parte de los 6.799 euros e incluye un grupo mecánico SRAM Apex XPLR 1×12, mientras que la opción más avanzada añade 700 euros al precio y monta un grupo Shimano GRX Di2 1×12, con cambio electrónico.

Ambos grupos están pensados para ofrecer un desarrollo cómodo y eficiente en rutas mixtas, aunque el Di2 se adapta mejor a quienes buscan una experiencia de pedaleo más precisa y sin mantenimiento.

Si bien la E-Kanzo Adventure se desmarca por potencia y autonomía, no hay que perder de vista que Ridley ya ha experimentado con conceptos eléctricos de gravel más ligeros y deportivos.

El mejor ejemplo es la Ridley E-ASTR, una bicicleta que apuesta por un enfoque más minimalista con un motor TQ HPR50.

Esa otra propuesta está orientada a un tipo de usuario más cercano a la experiencia tradicional del gravel, que busca asistencia solo en momentos clave y prefiere un conjunto más ligero y discreto.

Esa diferencia entre los dos modelos subraya el posicionamiento estratégico de Ridley en el segmento e-gravel: cubrir tanto a los ciclistas que quieren prolongar sus rutas sin preocuparse por la autonomía, como a quienes buscan un extra de ayuda en una bicicleta que, en esencia, sigue comportándose como una gravel convencional.

La E-Kanzo Adventure, por tanto, no compite con la E-ASTR ni con otras gravel eléctricas ligeras del mercado, sino que establece su propio espacio.

No hay muchas bicicletas de gravel con 100 Nm de par motor, neumáticos de MTB y espacio para carga. Ese es su mayor valor diferenciador.

En este contexto, la Ridley E-Kanzo Adventure no pretende ser una bicicleta que se disfrace de musculosa, ni esconder su parte eléctrica.

Al contrario: hace bandera de su motor Bosch y de su batería generosa para ofrecer una experiencia más libre, más atrevida y mucho más funcional para quienes conciben el ciclismo como una forma de explorar sin límites.

No es una bicicleta para ir más rápido, sino para llegar más lejos. Tampoco está hecha para ganar carreras, sino para ganar historias.

Con esta apuesta, Ridley no solo pone sobre la mesa uno de los modelos más potentes y versátiles del mercado, sino que plantea una redefinición del concepto de e-gravel.

Una categoría que a veces parece vivir a la sombra de las gravel tradicionales o las e-MTB, pero que con ejemplos como la E-Kanzo Adventure empieza a encontrar un lenguaje propio, con personalidad, potencia y ambición sin complejos.