Pese al discurso del miedo impulsado por medios y lobbies, 100.000 personas dejan atrás el olor a gasolina.

España acaba de alcanzar un hito histórico en su transición hacia la movilidad eléctrica: ya son más de 100.000 los coches 100% eléctricos matriculados en lo que va de 2025.
Esta cifra no solo supone mejorar con holgura los datos de todo 2024, cuando se matricularon 58.892 vehículos eléctricos, sino que señala con claridad un cambio de tendencia en el comportamiento del mercado automovilístico español.
En un país tradicionalmente rezagado en la adopción de esta tecnología respecto al resto de Europa, este crecimiento inesperadamente acelerado plantea un nuevo escenario.
Lo más llamativo no es solo la magnitud del número, sino la velocidad con la que se ha alcanzado. En julio de este mismo año, se celebraba que el país había llegado a las 50.000 matriculaciones.
Nunca antes el mercado español había mostrado una evolución tan explosiva en tan poco tiempo.
Aunque la cuota de mercado del coche eléctrico en España sigue lejos de la media europea, que se sitúa en un 18,8%, el volumen total de matriculaciones empieza a ser lo suficientemente relevante como para situar a España en el radar de los grandes mercados de movilidad eléctrica del continente.
Y es que en España, conseguir esta cifra no ha sido fácil. Una parte importante de los medios de comunicación ha adoptado una postura abiertamente escéptica, cuando no directamente hostil, hacia la electrificación del transporte.
Lejos de informar con rigor, muchos titulares han estado más centrados en sembrar dudas y transmitir miedo que en ofrecer una visión clara de los hechos.
Se ha insistido en los problemas de autonomía, en la supuesta falta de puntos de recarga, en la imposibilidad de hacer viajes largos e incluso en teorías infundadas sobre riesgos y peligros del coche eléctrico.
Todo ello sin matices, sin contexto y, sobre todo, sin mencionar las mejoras continuas que está experimentando esta tecnología.
Este discurso, lejos de ser inocente, ha cumplido un papel estratégico: ralentizar el cambio.
Mientras en países como Alemania, Portugal o el Reino Unido el coche eléctrico se consolida como una opción cada vez más habitual, en España se ha mantenido un discurso sistemáticamente alineado con los intereses de los sectores ligados a los combustibles fósiles.
La dependencia histórica del petróleo y la influencia de los grandes grupos energéticos no son detalles menores. Son actores que ven en la transición eléctrica una amenaza directa a su modelo de negocio.
Pero en contraposición, la movilidad eléctrica avanza. España ha duplicado en cinco meses las cifras de matriculación de coches eléctricos alcanzadas durante todo el año anterior.
Este crecimiento no es casualidad. Responde a políticas de incentivo de ayudas, a una oferta de modelos cada vez más variada y asequible, y a una mejora significativa en la infraestructura de recarga.
La oferta de modelos ha crecido de forma significativa. Fabricantes consolidados y nuevas marcas han apostado fuerte por el mercado español, presentando una variedad cada vez más amplia de coches eléctricos que van desde utilitarios urbanos hasta SUV familiares.
Nuevos modelos como el Kia EV3, el Renault o los eléctricos de BYD, han encontrado buena acogida en un público que ahora sí encuentra opciones que se ajustan a sus necesidades y presupuestos.
Las ayudas, también son parte importante siempre que se produce un cambio de paradigma. Aunque la gestión ha sigo muy criticado han hecho la función de incentivar la compra.
España todavía un gran potencial de crecimiento en movilidad eléctrica. Con una cuota de mercado que no llegará al 10% en el total de 2025 está todavía lejos de la media Europa.
Esto hace pensar que la cifra de más 100.000 coches eléctricos conseguida en 2025 será superada en 2026.
Además, la movilidad eléctrica está consiguiendo relanzar la industria agotada del vehículo de combustión. Varios modelos de coches eléctricos se fabricarán en España.
A esto se suma dos plantas de baterías EV que estarán en funcionamiento en Valencia y en Zaragoza, asegurando un futuro que pasa por la nueva movilidad y las baterías de almacenamiento de energía.
Superar las 100.000 matriculaciones de coches eléctricos en 2025 debería ser motivo de orgullo. Pero también una llamada a desmontar el discurso del miedo que ha dominado la narrativa durante demasiado tiempo.
El coche eléctrico no es perfecto, pero es un cambio necesario. Y España, aunque llega tarde, empieza a demostrar que también puede estar a la altura del reto.
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Datos: Luis Valdés.









