La combinación de baterías de nueva generación y una arquitectura eléctrica avanzada lleva la carga ultrarrápida a cifras impensables hace solo unos años.

La autonomía y el tiempo de carga han sido, desde el inicio, las dos grandes barreras para que la movilidad eléctrica se impusiera sobre el coche de combustión.
Sin embargo, esas barreras empiezan a caer con la llegada de una nueva generación de vehículos eléctricos que logran, por primera vez, igualar los tiempos de repostaje de la gasolina. Y no es una exageración.
Una tecnología desarrollada por un fabricante asiático ha conseguido lo que parecía imposible: cargar del 10 al 80% de una batería en solo siete minutos, una cifra que cambia las reglas del juego.
El avance no solo se queda en el papel. Está ya operativo en dos coches eléctricos de serie que, aunque llevan poco tiempo en Europa, han marcado un antes y un después.
Uno de ellos, una berlina deportiva de altas prestaciones, ha protagonizado una prueba grabada que lo dice todo: del 4 al 80% de carga en seis minutos y medio.
En solo tres minutos, recupera el 50% de la capacidad total, lo que equivale a unos 568 kilómetros.
Y el pico de potencia alcanzado en ese proceso impresiona: 1.321 kW, con una tensión cercana a los 900 voltios y una corriente superior a 1.400 amperios.
Este salto técnico ha sido posible gracias a una combinación de elementos: baterías con una tasa de carga de 12C, sistemas de gestión térmica avanzados y una arquitectura eléctrica de 900 voltios.
En conjunto, permiten que una batería de 95 kWh, basada en química LFP, pueda cargarse de forma masiva sin comprometer su durabilidad. En teoría, esa batería podría alcanzar el 100% en solo cinco minutos.
Pero la innovación no se limita a un solo modelo. El mismo sistema ha sido implementado en un SUV eléctrico que ha llegado recientemente al mercado europeo.
A diferencia de lo habitual en un restyling, esta nueva versión incluye una transformación profunda en su sistema eléctrico, permitiéndole también beneficiarse de la carga ultrarrápida a más de 1.300 kW.
Esto lo convierte en uno de los coches eléctricos con menor tiempo de recarga disponibles en Europa.
Y no se trata solo de cargar rápido. Ambas propuestas incorporan motores de alto rendimiento, con versiones que superan los 900 CV de potencia y aceleraciones que rivalizan con las de un superdeportivo.
En uno de los casos, el 0 a 100 km/h se completa en apenas 2,83 segundos. Todo ello acompañado de autonomías que se sitúan por encima de los 700 kilómetros, especialmente con las baterías de mayor capacidad y química NMC.
Estos avances no son anecdóticos. Representan un cambio profundo en la forma de entender el coche eléctrico.
El fabricante de esta nueva tecnología, Zeekr, ha demostrado que no está esperando a que otros marquen el camino.
En solo cuatro años ha realizado tres grandes actualizaciones de su primer modelo, con mejoras que no solo incrementan cifras, sino que reconfiguran lo que se espera de un vehículo eléctrico en 2026.
Zeekr, parte del grupo Geely, también ha desarrollado su propia infraestructura de carga ultrarrápida, con cargadores capaces de superar el megavatio de potencia.
Aunque todavía limitados a ciertos mercados, como China, estos cargadores están diseñados para aprovechar al máximo las capacidades de los vehículos.
En Europa, la expansión de esta tecnología será clave para cerrar definitivamente la brecha entre el eléctrico y el coche de combustión.
Diseño y confort también acompañan esta evolución. El SUV en cuestión ha recibido una actualización estética que incluye detalles de acabado más elegantes, interiores mejorados y una reducción significativa del uso de plásticos visibles.
Los cambios no solo afectan a la imagen, sino que refuerzan la sensación de estar ante un producto tecnológico de última generación.
Pero lo más relevante no es el diseño, ni siquiera las cifras extremas de potencia o autonomía. Lo verdaderamente transformador es el nuevo ritmo de carga.
Porque cargar un coche en el mismo tiempo que llenar un depósito ya no es una promesa futura, ni una simulación en laboratorio. Es una realidad tangible que redefine el papel del coche eléctrico en la vida diaria.
Frente a una industria europea atrapada entre regulaciones, recortes y promesas incumplidas, la estrategia tecnológica de Zeekr ha sido clara: avanzar sin titubeos.
En lugar de esperar a que otros resuelvan la infraestructura o los estándares, han diseñado un sistema completo, desde las baterías hasta los puntos de carga, que funciona de forma coordinada y eficiente.
El resultado no es solo un avance puntual. Es una declaración de intenciones. Por primera vez, un fabricante ha logrado un equilibrio entre autonomía, velocidad de recarga, rendimiento y diseño, todo en un mismo producto.
En total, solo seis menciones de Zeekr son necesarias para contextualizar la información. El protagonismo ya no lo tiene la marca, sino la tecnología.
Una tecnología que, si se adopta con la misma agilidad en otras regiones, puede cambiar la movilidad eléctrica para siempre.
Porque el futuro del coche eléctrico ya no es algo que está por llegar. Es algo que, literalmente, se carga en siete minutos.
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